domingo, 28 de abril de 2019

- Olla de San Vicente




Track de la ruta.
Después de recorrer la ruta del Beyu Pen, mi siguiente parada cercana, me lleva a conocer la Olla de San Vicente. Siempre que se habla de rutas de Asturias, a todo el mundo le viene a la cabeza, la ruta del Cares. Sin embargo, esta pequeña ruta asturiana, es de las más conocidas entre los asturianos. Sobre todo, en verano, para darse un remojón en su famosa poza. Los fines de semana y en la estación estival, hay que buscarse la vida para aparcar, hay pocos espacios y se llenan con facilidad. Por la N-625, se deja atrás Santianes de Tornín, ascendiendo hacia Miyares, y en la mitad del recorrido, a mano izq., esta el restaurante, donde da comienzo la ruta, en el puente sobre el río Dobra. Como ya está lleno de vehículos, dejo el coche más arriba en un lateral amplio de la carretera. Antes, me acerco al puente colgante sobre el río Sella, contemplando la unión del río Dobra con el Sella. La ruta de la Olla de San Vicente, comienza al lado del restaurante y transcurre íntegramente, por el margen izquierdo del río Dobra.
Puente colgante, sobre el río Sella.
Donde el Dobra, se abraza al Sella.
Comienzo de la ruta.
El primer tramo por camino, me acerca al Puente Vieyu o viejo de Piedra sobre el Dobra, de época medieval, para contemplar el río Dobra, no hay que cruzarlo para continuar la ruta.

Grandes praos, conforman el inicio del paisaje, y poco a poco, la ruta me acerca al río por su estrecha senda. Es una ruta habitual, donde familias y parejas, se adentran para disfrutar de un paraje, donde su río es el protagonista, de aguas turquesas y cristalinas. Mencionar aparte, que no es una ruta para llevar sillas de niños, ya que su senda tiene tramos pedregosos, que hay que sortear. Un paisaje, enmarcado en el concello de Amieva, cargado de Robles, Castaños, sus bosques de ribera de sauces y olmos. Hay algunos tramos de la senda, que pasan al borde del margen del río, donde hay que pasar con mas cuidado. Y finalmente se llega a la estrella de la ruta, la Olla de San Vicente, una gran poza, de no más de 5 m de profundidad de aguas cristalinas.
El Puente viejo del río Dobra.
El camín entre los praos.
La senda, paralela al río.
Un río que muestra su fuerza, con las recientes lluvias.
Por un paisaje, cargado de vegetación de ribera.
Por su estrecha y pequeña senda.
Donde contemplar la furia del agua, entre las rocas.
De gran valor natural.
De bosques autoctonos.
Para llegar, finalmente a su Olla, la de San Vicente.
Retornando, por su pasillo rocoso.











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