domingo, 27 de noviembre de 2022

- Senda de la Vereda y la Iglesia del Vado.

 


Track del recorrido.

Panel informativo de la senda de la Vereda.

La Sierra Norte de Guadalajara.

Panel informativo de la Sierra.

Hemos regresado de nuevo por tierras de Guadalajara, y acabar el proyecto, de unir con varias rutas, la Sierra Norte de Guadalajara. Destacando la ruta de las vagonetas, la ruta de Colmenar de la Sierra y las cascadas del Aljibe y finalizando con la senda de la Vereda, que es la ruta que os voy a contar.

La senda de la Vereda, es un camino estrecho completamente balizado, que recorre varios miradores, el barranco de Vallosera y el pueblo de la Vereda, por un trazado de casi 16 km. Nosotros ampliaremos el recorrido, para acercarnos a ver las ruinas de la iglesia del Vado de nuestra señora la Blanca, añadiendo 7 km más a la ruta.

Comenzamos en la misma presa del Vado, donde hay un aparcamiento, para dejar los vehículos fácilmente. Un cartel ilustrativo, nos informa de la senda de la Vereda, balizada como el PR-GU-18, con las marcas de senda local, blancas y amarillas, una ruta que no tiene perdida alguna, ya que está bien guiada.Siguiendo los postes, empezamos a internarnos, por un extenso bosque de pinares resineros, plantados en los años 70. La senda sigue el contorno del agua embalsada del embalse, para posteriormente alejarse e internarse por el barranco de la Vallosera. Hay tramos de la propia senda empedrados según te internas por el barranco, y pequeños balcones naturales, para observar desde las alturas, el encajonamiento, del río de la Vallosera. Un trazado, por el que los habitantes de la Vereda, transitaban hacia Tamajón, al quedar inundado el pueblo del Vado, por el embalse. Hoy día, hay una pista forestal amplia, por la que se puede llegar a la Vereda, en vehículo. Nuestra ruta, nos desciende, a pies de las aguas del propio río, entre su bosque de ribera, destacando su arboleda de alisos. Cruzamos el río, por unas pisas (rocas de piedra), que, en épocas de lluvia, pueden encontrarse inundadas. Comenzamos a ascender, hacia el pueblo de la Vereda, atravesando un hermoso bosque de robles, con su belleza otoñal. La senda nos deja en un cruce de caminos balizado, junto a unas casetas de madera, donde antaño Félix Rodríguez de la Fuente, lo usaba de refugio y guarda del equipo cinematográfico, de algunos de sus documentales, rodados, por este maravilloso paisaje natural. 

Aparcamiento, del inicio de la ruta, embalse del Vado.

Inicio de la ruta.

Cuya senda se adentra hacia el barranco.

Una senda balizada en su recorrido.

Con grandes vistas desde lo alto del barranco.

Una breve parada, por donde me recreo por una arista a pies del barranco.

Siguiendo de nuevo por la senda, por un paraje otoñal.

Y curiosas formaciones rocosas, por el barranco.

Y descendemos hacia el río.

Río Vallosera.

Una ruta, que nos enseña aquellas aventuras por donde los lobos de Félix, recorrían el paraje natural.

Cuyas aguas descienden al embalse.

Cruzando por unas pisas.

Y volver a ascender, alejándonos del barranco.

Y descubrir su hermoso robledal.

Vestido de gala, para enseñarnos el esplendor del Otoño.

Sin perdida alguna.

Y llegar a las antiguas casetas del equipo de rodaje.

Cruce de caminos.

El cruce, nos indica que el pueblo de la vereda dista a 1,5 km, sin embargo, seguiremos el camino, en dirección contraria, para observar las ruinas de la antigua iglesia del Vado, a casi 3,5 km ida. Una amplia pista forestal, entre bosques mixtos y arbustos, donde nos tendremos que fijar, en un hito de piedras, para tomar una pequeña senda, que nos acerca a la iglesia. Una construcción que llama la atención, con su mampostería de pizarra y sillares de piedra caliza de Tamajón, que, a pesar de su estado ruinoso, deja ver sus tres naves y la majestuosidad de sus pórticos. El pueblo del Vado, queda bajo las aguas del embalse, y la ubicación estratégica del templo, abarca el valle del río Jarama, y a cuyos pies tenemos una gran panorámica del embalse del Vado. 

Un camino en descenso entre su arboleda mixta, hacia el embalse del Vado.

Tramo de la ruta a la Iglesia del Vado.

Tramo de la ruta a la Iglesia del Vado.


Hito de piedras, para tomar la senda hacia la iglesia.


La senda solo esta balizada con hitos de piedra.

Un tramo corto...

Para enseñarnos la antigua Iglesia del pueblo del Vado.

Y su hermosa panorámica.

Y recorrer sus ruinas.

De grandes arcos de pizarra.

Y grandes pórticos.

Retrocedemos, desandando la senda y el camino, para ascender, a lo alto de la Hoz, donde se encuentra ubicado el pueblo de la Vereda.

Hay un aparcamiento para vehículos que viene por la pista, y un área recreativa a su entrada, donde nos quedaríamos comiendo. Desde ahí, recorremos el pueblo de la Vereda un claro exponente de la arquitectura negra y de los materiales tradicionales. Las balizas, nos alejan del pueblo, descendiendo hacia la pista que viene del embalse. 

Atrás hemos dejado el cruce de caminos, para proseguir al pueblo de la Vereda.

En ascenso hacia el pueblo.

Y llegar a la Vereda.

Entrada al pueblo.

La Vereda.

La Vereda.


La Vereda.


Dejando atrás el pueblo.

Nos acercamos al Molino del Vallosera, por donde estuvo el maestro Félix, rodando aquellos documentales con sus lobos, y ascenderemos primero al mirador de la Vereda, en lo alto del barranco.

La senda, nos deja en la pista que viene del embalse.

Molino de Vallosera.

Entorno fluvial, del molino.

Y comenzamos por el camino del embalse.

Un tramo largo en continuado ascenso.

Mirador de la Vereda.

Una pista bastante larga, en continuado ascenso, cuyo siguiente mirador, nos enseña la cima del Ocejón. La pista continua hacia el embalse, cuya última parte, se sale de la pista y se sigue por senda, atajando, un tramo del camino del embalse, enlazando con la senda del inicio de la ruta.

Pista La vereda-Embalse del Vado.

Vistas hacia el Ocejón y al embalse del Vado.

Mirador del Ocejón.

Dejando la pista, seguimos por la senda origen de la ruta hacia el aparcamiento inicial.

Un hermoso recorrido, que nos enseña estos parajes naturales, escondidos, que los hacen especiales, entre paisajes de su serranía negra.