lunes, 30 de mayo de 2022

- La Rambla del Avellano y el Barranco del Arco.

 


Track del recorrido.

Medio natural, donde se desarrolla la actividad.

Descripción de la ruta.

Info forestal.

Info de su fauna.

Cambiando de provincia, nos acercamos a Guadalajara, para seguir descubriendo lugares pendientes del parque natural del alto Tajo. Para ello, nos dirigimos al pueblo de Arbeteta, origen de la ruta de la Rambla del Avellano.

El pueblo ya de por sí, merece una visita, perdido al final de una carretera solitaria, casi en mitad de la nada, aunque escondido en las entrañas de la inmensidad de sus bosques y barrancos. Destaca su castillo, sobre el barranco que forma el arroyo de la rambla, y cuyo origen se sitúa en torno al siglo X - XV.

Otra curiosidad, destaca al observar la veleta que corona la torre de la iglesia, conocida con el nombre de Mambrú. Cuya leyenda cuenta el amor imposible entre un soldado del pueblo y la joven Giraldina, del pueblo de Escamilla, cuyas figuras en forma de veleta, se mueven al son del viento, como si se buscarán el uno al otro. A la entrada del pueblo, dejamos el vehículo, para comenzar un recorrido señalizado por el PR SL-PNAT-6, marcado con franjas blancas y verdes. Dejamos atrás la fuente y área recreativa de los Caños, ascendiendo de manera suave por camino, hacia la Sierra de la Umbría Negra. Nuestra siguiente parada, nos acerca a la Fuente de la Carrera, un tramo más de senda, de monte bajo. Un tapiz forestal de parameras y laderas calizas, con marcas del PR y algún hito. Poco a poco nos internamos por sus pinares laricios, en combinación con algunos quejigos, encinas y sabinas, entre otras especies arbóreas.

Comienzo de nuestra andadura.

Seguiremos por el de la derecha, el otro camino será nuestra vuelta.

Una mirada atrás, hacia el pueblo de Arbeteta.

Una ruta guiada con sus marcas de sendero local.

Abandonamos el camino, para proseguir por senda, entre enebros y sabinas.

Bien guiado, por el interior de sus bosques.

Pequeñas charcas fluviales, ideales para sus anfibios.

Con tramos con hitos.

Entre sus laderas de caliza.

Y por donde la senda, vuelve a perderse entre su bosque.

Llegamos a un collado, que nos muestra la profundidad de su sierra, entre extensiones de pinares y cortados. Un habitad ideal para sus buitres leonados, y aves como las cornejas, chovas y el avión roquero, aparte de alguna que otra ave rapaz. Desde el collado, una amplia pista forestal, nos acerca a sus barrancos. Una masa forestal de pinares, de curiosas formas, pinares dobles, de candelabro, es el paisaje dominante, mientras descendemos al barranco. Un pequeño cruce indicado, se adentra por el Barranco del Arco. Aunque hemos hecho una pequeña variante, prosiguiendo la vertiente contraria, entre choperas y pinares, profundizando un poco más por el barranco. Un recorrido solo de 500 m más, para retornar y seguir la ruta normal, e indicada. 

Llegados al collado, seguimos por la pista forestal de nuestra izquierda (Indicada).

Entre sus curiosos pinares.

A lo largo de su recorrido.

Un bosque abierto, antes de llegar al barranco.

Donde la arboleda, te sorprende a lo largo de su paisaje.

Desvío indicado, tanto por sus hitos como por las marcas del PR.

Comienzo del Barranco del Arco.

Barranco del Arco.

Barranco del Arco.


Barranco del Arco.


Barranco del Arco.

Una pequeña ciudad encantada, entre sus plantas arbustivas, de rosales silvestres, endrinos, majuelos, y de pequeñas murallas rocosas. Un tramo más encajonado y quizás lo mas destacable de la ruta, entre el frescor y humedad, por la que transita, de la hiedra trepadora entre sus rocas, rodeados de los farallones roca caliza, del barranco. Un arco rocoso cruza la senda de un extremo a otro, y algunas rocas forman pequeños torcales, setas rocosas, entre acebos y algún tejo, por el camino. 

Un rincón especial y hermoso.

Que te rodea, según te vas adentrando.

Barranco del Arco.


Su característico arco.

Que le da nombre al barranco.

Barranco del Arco.


Barranco del Arco.


Una pequeña ciudad encantada, a cada paso que das.

Según vamos avanzando, la ruta nos guía hacia la rambla del avellano, por otro singular barranco. Formado durante millones de años, tanto por la acción erosiva del agua y la disolución de la roca carbonatada, son manos escultoras, de sus verticales paredes, cornisas, gradas escalonadas. La rambla, es mas escarpada y estrecha, por donde la senda se abre camino entre su agreste paisaje, finalizando en la anchura de su valle y retornando al pueblo de Arbeteta. 

El barranco del Arco termina, y nos deja en el barranco del Avellano.

Por donde la ruta, se sumerge.

Por su pequeña senda.

Estrecha y agreste.

Pero con la belleza de su paisaje.

El valle se abre, en nuestro camino.

Donde nos acercamos a contemplar su castillo.

El Mambrú de la Iglesia, en Arbeteta.

En las cercanías de su castillo, cerrado y de carácter privado, nos quedaríamos comiendo, con unas vistas muy buenas no solo del pueblo, sino del barranco que hay a sus pies.


viernes, 27 de mayo de 2022

- Sendero de los Almendros, Castronuño.

 


Track del recorrido.

Info de la ruta.

Humedal del río Duero.

Mapa esquemático de la reserva natural.

De regreso a la ciudad, me he acercado a un pueblo de la provincia de Valladolid, Castronuño. Enclavado en lo alto de un cerro, y a pies del rio Duero, es conocido también como la Florida del Duero. Y es el río Duero, el que ha formado una hermosa reserva natural, conocida como las Riberas de Castronuño y Vegas del Duero.  El medio natural, está situado en una zona de paramos y vegas sedimentadas, es ideal, como habitad de paso de las aves migratorias. Todo ello, gracias a la construcción del Embalse de San Jose, en los años 40 del siglo XX. Desde uno de los miradores del entorno, conocido como la Muela, puede observarse uno de los más grandes meandros de un río en Europa, el meandro del Duero. El ecosistema natural creado a lo largo del río, con un cauce rico en sedimentos fértiles, con colonias de carrizo, y su variada ribera, han dado forma a un humedal seminatural.

Del bosque de su ribera, destacan los álamos blancos, fresnos, cantuesos, sauces, chopos negros, alisos, olmos entre otras especies de carga vegetal, que tapizan el paisaje.

Sus aves, a lo largo del humedal son extensas en especies, desde las Garzas imperiales, reales, Garcetas, cormoranes, ánades, alcotanes. Compartiendo espacio entre aves rapaces, como el águila de escalera, pescadora, halcón peregrino, entre otras cosas, por los anfibios y reptiles, que se cobijan por la reserva.

Hay varias rutas, que dan a conocer la reserva natural, como la senda de los Almendros, La de los Pescadores (además pueden unirse, de manera circular), sus miradores, su GR-14 senda del Duero. De Castronuño destaca su iglesia medieval, del siglo XIII, sus bodegas y un centro sobre la interpretación de la reserva natural de las riberas del Duero.

El inicio de la ruta es indiferente, bien desde el mismo pueblo, o desde una zona habilitada, antes de llegar al mismo, con la descripción de la ruta y su entorno natural.

Yo realice la senda de los almendros, VA-PRC-09, una ruta de escasos 4 km, que prolongue hasta el embalse de San José.

La misma está bien guiada, con indicadores de la dirección a seguir. Me acerco primero al pueblo, por su ruta guiada, entre unas pasarelas de madera, que te muestran la belleza de su ecosistema de ribera, un mirador para observar las aves en este humedal seminatural del río Duero. Esta antigua senda de pescadores, posee un pequeño puerto, de amarre de barcas,  y los sucesivos miradores que te puedes encontrar según se asciende al pueblo. Como el Mirador del Teso o el de la Muela. Ascendiendo al pueblo, por su senda escalonada y pasamanos de cuerda, se llega a un primer mirador, que te acerca a conocer el humedal, de las aguas del rio Duero.

Inicio de la ruta, desde el aparcamiento en Castronuño.

Un primer tramo con pasarelas de madera, que se adentra por la ribera del humedal.

Sendero de los Almendros.

Pequeño embarcadero, para las barcas de pesca.

La ruta, esta bien guiada, con varios puntos de información.

Observatorio de aves.

Senda de los Almendros.

Senda de los Almendros.


Senda de los Almendros.


Senda de los Almendros.


Senda de los Almendros.


Mirador del Teso, punto de información del Embalse de San José.

Ascenso al pueblo de Castronuño.

El siguiente mirador el de La Muela, te presenta una panorámica del gran meandro que forma el río Duero. En sus cercanías, hay varias bodegas soterradas y su icónica iglesia, de carácter románico y gótico tardío.

Atrás dejo el pueblo, y me vuelvo a su senda, un pequeño desvío atrae mi atención, para conocer la Fuente de la Salud. Un tramo corto de 200 m y 40 m de bajada, para llegar a su fuente, entre la espesura de su bosque y probar sus ricas aguas, del manantial que brota entre las rocas, su agua natural. Retornando por la propia senda, ésta, prosigue hacia el embalse de San José, entre su bosque de galería, de chopos, sauces, álamos y olmos, entre higueras, saucos, zarzas…Un ambiente sombrío y húmedo, ideal para refugiarse en los meses veraniegos. 

Llegando a Castronuño.

Monumento a las mujeres, que bajaban a por agua al manantial de la fuente de la Salud.

Iglesia de Santa María del Castillo.

Hacia el río Duero.

Hacia la Fuente de la Salud, sobre el meandro del río Duero.

Descenso a la fuente.

Fuente de la salud, buenos tragos de agua me bebí, a lo mejor se me pega algo...

Senda de los Almendros. Árbol del Murciélago.


Senda de los Almendros.


Senda de los Almendros. Y tramo del GR-14 Senda del Duero.

La senda se acerca paralela a la carretera, y un desvío para cruzar la misma, se adentra hacia el arroyo de Mucientes. Sin embargo, mi rumbo me lleva a conocer el embalse de San José. La construcción del embalse, ensancho el río Duero, ocupando zonas de vega y propicio un ecosistema a modo de humedal, con zonas pantanosas y pequeñas lagunas, entre el carrizo donde permite a las aves criar, en sus viajes migratorias. Cruzando la presa, se observa el inicio del canal de agua Toro-Zamora, y varios metros más adelante, al margen derecho, se prosigue por la senda de los Pescadores, en donde hay más de 40 puestos preparados para la pesca.

Embalse de San José.

Embalse de San José.

Embalse de San José.

Hacia su río, el Duero.

Toma del agua para la canal.

Canal de agua Toro-Zamora.

Regreso de nuevo, para tomar el desvío de la Senda de los Almendros, cruzando la carretera hacia el arroyo Mucientes (Indicado).

Un interior más mediterráneo de pinares y encinas, y el bosque de ribera, del propio arroyo. Este ascenso, más acuciado al final, para ascender al mirador del Pinar, me va acercar a sus almendros centenarios. La zona, presentaba antiguos castros con vistas al río, desde su mirador, se obtienen, unas amplias vistas sobre el río Duero, el Embalse de San José, los cultivos sobre todo de girasol, cebada, alfalfa, y las dehesas y choperas del entorno. 

Retornando, para seguir el desvío de la Senda de los Almendros.

A orillas del arroyo Mucientes.

Senda de los Almendros.


Senda de los Almendros. Ascenso al mirador del Pinar.


Y lugar de viejos castros celtas.

Senda de los Almendros. Mirador del Pinar.


Senda de los Almendros. Mirador del Pinar.

La ruta prosigue descendiendo a sus antiguos almendros, coloridos cuando su flor brilla, entre los meses de febrero a marzo, y con vistas a Castonuño, un pequeño desvío señala la ruta al aparcamiento, del origen oficial de la ruta, a las afueras del pueblo.

Descenso, entre sus almendros centenarios.

Desvío indicado, al aparcamiento, origen de la ruta.

Una ruta, disfrutona, con grandes vistas panorámicas y su hermosa ribera, a lo largo del río Duero.