domingo, 29 de agosto de 2021

- Ruta del Agua de Buñol y los Molinos de Alborache.

 


Track del recorrido.

Panel informativo de la ruta.

Panel I.
Panel II.

Panel III.

Panel IV.
Panel V.

Holas a tod@s, ya de regreso, con nuevas aventuras, por tierras valencianas, leonesas y asturianas, que os iré contando los próximos días. Y voy a empezar, por esa Valencia bonita, llena de contrastes y de agua, porque no todo va a ser playa, hay lugares de su interior dignos de admirar, con ríos de aguas cristalinas, selvas amazónicas y de cascadas impresionantes.

Y comienzo mi periplo, por la comarca de la tomatina, en las cercanías de Buñol, para conocer su ruta del agua y la de los molinos de Alborache. Y para Alborache me dirijo, y antes de llegar al pueblo, justo donde esta el puente sobre el río Buñol, hay un camino (el antiguo de Chiva), que me acerca a la ruta de los molinos, donde dejar el vehículo. La ruta indicada, de aprx 5 km, si solo se quiere realizar esta ruta, me acerca a la rica ribera del río Buñol, con zonas ideales para darse un buen baño, entre sus aguas cristalinas. En su inicio se encontraba la fabrica del Yesar, para la elaboración del yeso, con la fuerza motriz del agua. Seguidamente, se encuentra el molino de los Zanones, donde se elaboraba el papel, ahora reconvertido en una residencia privada. La senda prosigue por la acequia de hormigón, un colector de las aguas del pueblo. Se llega al Azud del molino de los Zanones, donde se regulaba las aguas. En el recorrido, hay pasarelas de madera, un área recreativa con mesas y bancos y dos fuentes a lo largo de su senda. Una ruta que contaba con 11 molinos, siete de ellos sobre el río Buñol, para la elaboración de papel y chocolate. Ahora visible cuatro de ellos, por una ribera donde destacan sus sauces, chopos, álamos blancos, olmos, cañaverales, junqueras, un hábitat ideal para sus aves de ribera.  Ruiseñores, abejarucos, mosquiteros, buitrones, etc., forman parte del paisaje, escondidos entre el follaje de sus bosques. El recorrido invita al relax, por su acogedor entorno. Al llegar al Molino guarro, me desvío por su senda hacia el molino Galán, paralelo al rio Buñol.

Inicio de la ruta.

Con el río Buñol, como protagonista.

Con varios indicadores e info del recorrido y entorno.

Pasarelas, entre las junqueras.

La acequia.

Con pequeños puentes, que te cambian de vertiente...

Entre sus aguas cristalinas.

En la inmensidad de su vegetación de ribera.

Paralelo al río.

De pequeños saltos de agua naturales.

Y otros artificiales, entre su Azud.

Con una mañana, calurosa.

Hacia los molinos.

Molino Galán.

La senda asciende, y llego a una divisoria de sendas. Una lleva a la Cueva del Turche y la otra senda a la fuente de la Mezquita. Como quiero conocerlo todo, desciendo hacia la fuente, un recorrido, para los más intrépidos, porque va a transitar, por la ribera del río, entre amplios juncales, que abrazan el recorrido, muy denso por momentos. La Fuente de la Mezquita, se formo con el afloramiento de las aguas subterráneas, por la erosión de miles y millones de años del río Buñol. Internarse, por su cerrada senda, donde te abres paso entre sus junqueras, le dan su toque aventurero, en la inmensidad de la flora que la rodea. La senda, me deja en el camino que lleva a la carretera CV-425. En la misma, está indicada, el desvío a la Cueva de Turche. Para la cual me dirijo, y enseguida llego a las inmediaciones de su cueva, con un área recreativa, su cascada y su famosa charca. No aproveche ni un minuto, para refrescarme con un agradable baño, en la misma, nadando hacia su cueva, bajo la cascada. Una cascada imponente, cuando va cargada de agua. Este lugar envidiable, se llena con facilidad, y durante esos 30 min, de puro placer refrescante, y relajante, me deja como nuevo. 

Vistas hacia Buñol.

Ascendiendo por su senda.

Desvío a la fuente de la Mezquita.

Por donde los arbustos, quieren tapar su senda.

No se sí entrar..XD

Fuente de la Mezquita.

Entre su bosque de Juncos...

Que te tapa, por todos los lados.

Por lo menos, buena sombre me lleve...

Saliendo de la densa vegetación, sigo por el camino de arriba hacia la carretera.

Mi siguiente objetivo, la cueva Turche.

La misma esta indicada en todo momento.

Con información del entorno.

Sin perdida alguna.

Llegando al área recreativa.

Charca del Turche.

En la Cueva del Turche.

Atrás dejo, este lugar paradisíaco, para proseguir mi rumbo, por su ruta del agua, hacia el valle feliz y su rio Juanes. La senda bordea algunas fincas, para coger altura, y sobrepasar la cascada por arriba, y por su ribera hay varias pozas cristalinas, para descansar y refrescarse por las mismas. La senda, con marcas de PR blancas y amarillas, prosigue por una acequia, hacia la Charca de las Palomas. A lo largo de su ribera, frecuentada por la gente, en busca de sus aguas cristalinas, entre su variada flora de adelfas, lentiscos, murtas, enebros, sauces…Algo que me llama la atención, es la gran diversidad de especies que se dan por su ribera, sobre todo su rica flora. 

Dejando atrás, la charca del Turche.

Se asciende, por escaleras primero.

Y por senda, después, bordeando unas fincas.

Una mirada, desde arriba hacia la Charca del Turche.

Se continua por una acequia.

Más abrupta en alguno de sus tramos.

Charca de las Palomas.

Dejando el Valle atrás.

Se llega a otra divisoria de caminos, indicados.

Llego de nuevo a una divisoria de caminos, indicado y desciendo hacia la urbanización de la Fuente del Mico, para cruzar nuevamente la carretera, y proseguir por camino y senda, hacia la ruta de los Molinos.  La senda marcada y un poco difusa, me desciende de nuevo a la ribera y sigue hacia el Charco Azul, para enlazar nuevamente con la ruta de inicio, y retornar al aparcamiento.

Cruzando nuevamente la carretera.

Para seguir por pista asfaltada.

Descender, para coger su senda.

Hay algunos postes e hitos, para bajar al arroyo.

Charco Azul.

Ha sido una buena mañana, calurosa por momentos, pero refrescante entre la cantidad de pozas y charcas cristalinas, que hay por el medio natural, por la cual transita su senda.