sábado, 23 de abril de 2022

- Hoz del río Gigüela y Segóbriga.

 


Track del recorrido.

Track II.

Nuestra siguiente ruta, se entremezcla entre la historia y la naturaleza. Todo surge alrededor de un río, el Gigüela o Cigüela y de uno de sus minerales más preciados, como el yeso traslucido, el Lapis Specularis. Ponemos rumbo al pueblo conquense de Saelices, una población surgida durante la época medieval en el cercano manantial de Fuente Lamás. Este manantial, abasteció durante siglos a la antigua ciudad romana de Segóbriga, a través de sus canalizaciones y acueductos. Seguimos por la A-3, viniendo desde Madrid, dejando a un lado, el pueblo de Saelices, para tomar el desvío a Segóbriga, por la CM-310. En una rotonda posterior, tomamos la carretera CM-3009 que lleva la dirección a Almonacid del Marquesado. Dejamos atrás el km 1, y hay que estar atentos, para tomar un tramo de carretera a nuestra derecha, hacia el puente que atraviesa el río Gigüela, para dejar el vehículo, en un lateral del camino, que será el origen de esta ruta.

La ruta en sí, es una doble circular, con una distancia aproximada entre sí, de casi 8 km, entre ambas. Nuestra primera parte, sigue el camino paralelo al curso de agua del rio Gigüela. Un río que nace en el Puerto de Cabrejas y que junto al río Záncara, desemboca en el río Guadiana.

Seguimos el camino, en dirección al Cortijo Pilar, a pies del cerro del Yacimiento de la ciudad romana de Segóbriga. Dejando el cortijo a un lado, el ascenso entre el monte de encinas, en dirección Sur, se realiza por la antigua calzada romana (posible vía de Cartago Nova), con una breve parada, para conocer el templo original de la diosa Diana, la diosa de la caza, protectora de la naturaleza y de la Luna. (La réplica, puede verse en el museo arqueológico de Segóbriga). Aún puede verse algunas inscripciones en latín, los rasgos de la diosa, que, deteriorados por el paso del tiempo, aún puede descubrirse, la artesanía romana, dando forma a la roca a cinceladas, del templo. Seguimos nuestro ascenso, con algunos tramos visibles de su antigua calzada, hasta llegar a lo alto del monte de carrascas. Un cruce de caminos, entre los grandes prados, de un verde reluciente primaveral. En el cruce de caminos, giramos hacia el Este, dejando de lado el camino de los arrieros, para bordear de manera circular el monte de Los Santos, y descender, al camino que nos lleva al origen de nuestra ruta.

Por el camino hacia el Cerro de Cabeza de Griego.

Por el camino hacia el Cerro de Cabeza de Griego.


Cercana a la ruta esta el Molino de Solacabeza.

El camino paralelo al río, nos muestra el cerro donde se asienta la ciudad romana de Segóbriga.

Río Gigüela.

Que bordea el cerro.

Cortijo Pilar.

Camino, de la antigua calzada romana a Segóbriga.

En el Templo de Diana.

Calzada romana.

Entre el verdor de sus campos.

En una primavera radiante.

Bordeando el monte de los Santos.

El camino, nos llevará al camino origen de nuestra ruta.

Sobre el puente, el río Cigüela.

Hacia la segunda parte de la ruta, cruzando la carretera, para ir a la Hoz del rio Cigüela.

Seguimos hacia el aparcamiento de los vehículos, dejándolo de lado, para cruzar el puente sobre el río primero y la carretera CM-3009. Aquí comienza, el segundo tramo, de la ruta circular por la Hoz del río Gigüela, donde veremos dos puentes romanos, uno al inicio de la ruta, y cuyo trazado discurre por camino íntegramente, sin perdida. Forma parte del PR-63, que se inicia en la Laguna de Hito. Hay tramos ya guiados con el PR, que nos acerca a la hoz, entre su bosque de ribera, de Olmos, Sauces, Chopos. El encajonamiento del río, entre el estrecho valle y las paredes verticales, se puede ver la pared de la Garita, una zona de escalada. Paralelos al río, nos descubre abrigadas pastoriles, para llegar a un cruce, que lleva a Villa Paz, por otro puente romano. Ese camino lo dejamos de lado, pues vamos a ascender por otro, en dirección Norte, para descubrir el Palacio de Villa Paz. En estado ruinoso, esta fortaleza, que puede llevar a pensar un pasado glorioso y antiguo, esta mas lejos de su realidad. No en vano, lleva construido, poco más de un siglo y fue uno de los enclaves elegidos por los borbones, en el reinado de Alfonso XIII. Perteneció a la infanta Doña Eulalia de Borbón, a finales del siglo XIX, hermana de doña Paz de Borbón. El complejo palacial, está construido en el Coto Redondo, donde visitaremos el casón, en las cercanías del palacio. Internarse por el mismo, poco aconsejable, por el estado ruinoso en el que se encuentra. Dejamos atrás su pasado señorial, para descender, de nuevo a la Hoz y regresar al aparcamiento origen de nuestra ruta. Antes, nos quedaremos comiendo entre unas rocas, bajo la brisa matinal.

Un pequeño puente romano, nos sale al paso.

Al lado contrario de la carretera, se encuentra el Molino de Medina.

Por el PR-63 hacia la Hoz del río Gigüela o Cigüela.

Hoz del río Gigüela.

Hoz del río Gigüela, pared de la Garita.

Hoz del río Gigüela.

Hoz del río Gigüela.

Hoz del río Gigüela.

Hoz del río Gigüela.

Hoz del río Gigüela.

Hoz del río Gigüela.

La hoz se termina, y llegamos al cruce de Villa Paz.

Sobre el puente romano del río Gigüela.

Puente romano del río Gigüela.

Palacio-Castillo de Villa Paz.

Palacio-Castillo de Villa Paz.


Palacio-Castillo de Villa Paz.


Palacio-Castillo de Villa Paz.


Palacio-Castillo de Villa Paz.


Casona de Coto Redondo.

Casona de Coto Redondo.

Casona de Coto Redondo.

Casona de Coto Redondo.

De nuevo por la Hoz del río Gigüela.

Yo seguiré explorando el entorno, y mi siguiente visita, me lleva a ver el Yacimiento arqueológico de la Ciudad romana de Segóbriga, imprescindible de conocer.

Primero su museo, para aventurarme por un camino balizado, por las ruinas de su pasado glorioso. Situado en el Cerro de Cabeza de Griego, La ciudad Victoriosa, como también se la conocía, creció de manera exponencial, gracias al yeso traslucido, Lapis specularis, del cual se extraía de varias minas, siendo el mas importante suministro de este preciado mineral, para dar forma a las laminas traslucidas de las ventanas romanas.

Recorrer su ciudad, es trasladarte a la vida romana, su foro, circo, anfiteatro, acrópolis, basílicas…Un lugar de importancia celtibera, conquistada por los romanos, en torno al siglo II a.c.  Recorro cada rincón, empapándome de la variada información, sobre su cultura, la ciudad, y tras casi dos horas, dejo atrás este enclave, que desde luego hay que conocer. 

Museo de Segóbriga.

Yacimiento romano de Segóbriga.

Circo romano, Hermanos, lo que hacemos en la vida resuena en la eternidad.

El Foro.

El foro.

El Foro.

Sus Termas.

Un mosaico de una de las viviendas.

Alrededores del Anfiteatro.

Hacia la entrada al yacimiento.

Anfiteatro, veritas filia temporis...

Circo romano, no somos más que polvo y arena, “Ave Caesar, morituri te Salutant”.
Vista aérea del yacimiento.

No me quiero ir aún, y me acerco, a conocer al cercano Castillo de la Almenara, que divisaba, por la ruta del río Gigüela, en el pueblo de la Puebla de Almenara. Una ruta corta, entre el monte de carrascas, para bordear la fortaleza de la Orden de Santiago del siglo XIV. Una entrada abierta por detrás, me permite descubrir su interior, entre sus pasadizos y las labores de apuntalamiento y reconstrucción.

Por camino entre el monte de carrascas, hacia el Castillo de la Almenara.

Castillo de la Almenara.

Castillo de la Almenara.

Castillo de la Almenara.

Castillo de la Almenara.

Castillo de la Almenara.

Castillo de la Almenara.

Castillo de la Almenara.

El día se acaba, y aun me quedan lugares que conocer, donde las horas del día, no dan para más, aun así, pronto regresare a recorrer la ruta circular por Uclés y la Laguna del Hito.