domingo, 21 de marzo de 2021

- Embalse de los Peñascales y el arroyo de Trofa.

 

Track del recorrido.

Info.

Info de la ruta.


Me he escapado, para aprovechar una mañana ideal, para perderse y conocer nuevos lugares, escondidos de nuestra comunidad. He ido prontito, porque el recorrido, los fines de semana, suele estar bastante transitado. Me encuentro en la urbanización de los Peñascales (Torrelodones), en un monte de chalets y mansiones (Conocido como Monte Berlín). Se empezó a formar en el siglo XIX, como un lugar residencial y vacacional, y curiosamente sobre los años 30 del siglo XX, tuvo una actividad industrial, como la granja de los Peñascales, sobre todo la elaboración de miel, fundada por Gabriel Enríquez de la Orden. De echo el embalse de los Peñascales, lleva su nombre y esta situada en el corredor bilógico del Hoyo y el Monte de El Pardo, incluido en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. Llego al aparcamiento que hay a pies de la presa, a estas horas vacío, para comenzar esta interesante ruta. La mayor parte de la misma es una senda, botánica por el entorno del embalse y la ribera de su arroyo. Hay un cartel en su inicio, que te muestra la ruta del Arroyo de Trofas. Dicho arroyo, nace en Hoyo de Manzanares y desemboca en el río de Manzanares. Es indiferente el sentido de la senda, yo lo hice en sentido contrario a las agujas del reloj, ascendiendo al embalse. Llegado al embalse, se tiene dos opciones, una seguir la ruta oficial por arriba, la senda alta o ir por la senda baja, paralelo a las aguas del embalse. Yo realice la senda Alta, para tener primero una gran panorámica del embalse y del medio natural. Pero también quería descubrir su senda Baja, por lo cual, al seguir la senda, esta desciende a la recula del embalse, donde un puente te cruza a la vertiente contraria. Este cruce de sendas, me permite retroceder por su senda baja, y adentrarme por su rica flora, sumergido en su tupida selva. Chopos, que conviven con fresnos, enebros, cipreses, lodones, sequoias, rosales silvestres, juncos y una gran variada de flora, que me parece increíble descubrirlas, por este recóndito lugar de Madrid. Me ha recordado a otros lugares de la geografía de la península, sin embargo, el tramo de senda que hay entre la senda baja y el puente, esta bastante deteriorado, debido a la borrasca filomena, y todavía quedan bastantes destrozos en el medio vegetal.

Aparcamiento.

Inicio del recorrido.

Ascenso al embalse.

Senda alta.

Senda Alta.

Vistas del embalse, por la Senda Baja.

Senda Baja.

Senda Baja.

Senda Baja.

Puente, sobre el arroyo de Trofas.

Senda del arroyo de Trofas.

Senda del arroyo de Trofas.


Senda del arroyo de Trofas - Estrechos -


Cascada de Trofas.

La senda sigue el curso aguas arriba del arroyo, que desde luego os invito a descubrir, merece la pena aventurarse por este pequeño paraíso natural. Un tramo corto de los estrechos del arroyo y su cascada, ahora bien, cargada de agua. Una senda escalonada por momentos, que asciende y desciende por el medio natural, remansos de agua tranquila, cargada de densa vegetación, un rico y hermoso paisaje, para disfrutarlo. La senda termina, en una carretera, donde se unen el arroyo de Trofa y el de la espuma. La segunda parte de la ruta, transcurre por camino y senda sin balizar, de echo se puede llegar al pueblo de Hoyo de Manzanares. Es fácil encontrarse a gente practicando MTB, por los alrededores, entre un monte de encinas y quejigos, de jaras y retamas. La ruta paralela al arroyo de Trofa, asciende suavemente y al llegar a la primera senda, que hay en la unión del arroyo de los Cantos Negros con el de Trofas, me desvío para acercarme a ver, su palacete abandonado. Un ascenso pronunciado, para llegar al mismo, y disfrutar de una amplia panorámica del monte. Se distingue, la antigua posición Lince (restos de la guerra civil) y la mina de cobre. Desciendo de nuevo al camino principal, y sigo ascendiendo, hasta llegar a la otra senda, que me llevará a la mina.

Senda del Arroyo de Trofas.

Senda del Arroyo de Trofas.


Senda del Arroyo de Trofas.


Senda del Arroyo de Trofas.


Senda del Arroyo de Trofas.


Senda del Arroyo de Trofas.


Senda del Arroyo de Trofas.

Ascenso al palacete de Cantos Negros.

Palacete de los Cantos Negros.


Esta mina escondida, guarda muchos tesoros, de riqueza mineral. La Mina arroyo de Trofas o Rosa María, explotada durante los siglos XVIII al XX, para la extracción de cobre, por medio de calicatas y pequeños pozos. También se descubrió un pequeño filón de Uraninita, a parte de minerales como la Malaquita, Torbenita, crisocola, calcopirita. Hoy en día abandonada, quedan vestigios de su vieja explotación, es un lugar también para los aficionados a la geología y colección de minerales. Dejo atrás, la mina y desando la ruta, cruzando el puente y regresando por la vertiente contraria.


De nuevo por la ruta normal, me desvío izq. En busca de la Mina de Cobre.

Ascenso, por el monte...

Viejas edificaciones de su pasado industrial.

Mina de Cobre.

De regreso.

Retrocediendo, de nuevo al embalse.

Unos paisajes, cambiante en colorido.

Senda del arroyo de Trofas.

Senda del arroyo de Trofas.


Senda del arroyo de Trofas.


Por la vertiente contraria del embalse.

Remanso de paz.

Senda del arroyo de Trofas.

Senda del arroyo de Trofas.


Embalse de los Peñascales.

Ultima parte, para llegar al aparcamiento.

sábado, 20 de marzo de 2021

- Las Setas gigantes de Lozoyuela.

 

Track del recorrido.


Nuestra siguiente ruta, es más una curiosidad, para acércanos a descubrir, las Setas de Lozoyuela. No son unas setas cualesquiera, ni mucho menos comestibles. Se aproxima más, a Julio Verne, y a las setas gigantes, del viaje al centro de la Tierra. Podría decirse, que algo en común tienen. La naturaleza siempre sabia, sabe como moldear y esculpir la roca, solo necesita el viento, paciencia, para ir dando forma al granito. Y es que, esta zona de la serranía, al Norte de Madrid, esta salpicada de formaciones curiosas, de grandes lánchales, bolos, bloques, berrocales y de varios roquedos. Comenzamos, en las inmediaciones del cementerio del pueblo, para seguir el camino, hacia los Terzuelos. A lo largo del mismo, hay pequeñas y solitarias setas y durante la mayoría del recorrido, observaremos varias formaciones de las mismas, causadas por la erosión, dándole forma de setas gigantes. La dirección que llevamos Sur, nos enseña una amplia panorámica de la cuerda de la Cabrera. Hay varios caminos y un tramo de senda con hitos, en una ruta no conocida y sin señalizar. La misma comparte varios tramos de la senda 4 (Las Setas y el Espaldar), ruta circular de casi 21 km. Un paisaje cambiante, desde amplias dehesas ganaderas, el monte bajo, que siempre se engalana en primavera, la amplia ribera que cubre las zonas más húmedas y los arroyos, que bañan estas tierras, y tramos más relajantes, por el interior de sus pinares silvestres. A lo largo del camino, cruzaremos, numerosos arroyos, por los vados del camino. En ocasiones, hay que buscarse un poco la vida, estos días bajan cargados de agua. Arroyos como el de la Dehesa, el de Jóbalo, el de la Granja, Los Chorros y algunos más, que nos salen al paso. El manto vegetal, cambiante entre enebros, chaparros, cantueso, tomillos entre mezclados con las formaciones rocosas, nos cambia el paisaje, cuando nos adentramos por la ribera. No nos olvidamos de las jaras, y las retamas, que abundan por el entorno natural. 

Comienzo de la ruta, inmediaciones del cementerio.

Tramos de la senda 4.

Una de sus setas.

En dirección Sur, una panorámica de la cuerda de la Cabrera.

Por uno de sus variados arroyos.

Y la ribera, que bañan.

Por caminos de monte bajo.

La naturaleza, aún desprovista de sus hojas.

Tramos, donde la senda 4, nos guía el recorrido.

Las formaciones de las Setas.

Hacia la mina de Wolframio.

Mina de wolframio.

Desde arriba, una amplia panorámica al Norte, del medio natural que nos rodea.

Descubrimos varias de sus setas, a cual más curiosa y nuestro caminar, nos acerca a su antigua mina de Wolframio. Ahora en desuso, conserva algunos restos de su vieja estructura, alguna edificación y partes de las cribas, poleas y canalizaciones, de esta mina a cielo abierto. Un metal resistente, que aparte de usarse para las lámparas incandescentes, resistencias y herramientas, tenía también un uso para el armamento.

Pequeños saltos de agua.

La ruta prosigue y desciende hacia el arroyo de los chorros. Antes, haremos una variante, acercándonos a las antiguas vías, ahora en desuso, de su antigua línea férrea que unía varias poblaciones del Norte de Madrid. Retrocedemos, y nos acercamos a los Chorros, para disfrutar de sus chorreras y cascadas, de lo mejorcito de la ruta.  Y por donde nos quedaríamos comiendo, un lugar ideal. Seguimos por camino Este, hacia las dehesas de Lozoyuela y donde nos quedarían por ver algunas setas más y varias Tinadas (donde se resguardaba el ganado, cuando la meteorología era adversa). 

Tramo de la vía férrea, túnel hacia Valdemanco.

Semáforo en Rojo.

Hacia los chorros.

Los Chorros.

Un mirador, del barranco de los Chorros.

Saltando por los roquedos del lugar.

Lo mejor de la vida, después de comer...

Y seguimos buscando setas...

Amplias formaciones de ellas.

Retornando a Lozoyuela, hacia las Tinadas.

Tramos de densa vegetación.

Más setas... ¿serán alucinógenas?..jajaja

Más arroyos...

Una Tinada.

El camino, nos deja de nuevo en Lozoyuela. Una ruta curiosa, más desconocida de Madrid, pero bastante entretenida y de gran valor ecológico, por la biodiversidad natural, por la que se desenvuelve.

 

Seguimos hacia Lozoyuela.

Pedazo de seta, si llueve la ideal...

Marca media.