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Track del recorrido. |
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Info de la ruta. |
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Panel informativo del entorno. |
Nos subimos a Asturias, por donde realice un par de rutas,
una de ellas incompleta y que de momento no mencionaré en el blog. Sin embargo,
esta ruta que os comentaré, cuna de mis raíces astures, es una de esas rutas,
que todo astur, tiene que realizar por lo menos una vez en su vida. Y como no,
me lleve a unos sobrinos a ver a unos familiares, y de paso a acercarnos a esta
preciosa ruta asturiana. Antes, pasamos la mañana, por una de mis playas preferidas astures, y en la que tanto me bañe, las semanas que pasaba en Asturias, como Tapia de Casariego, una muy buena playa y por donde se come, uff como se come, no digo naaa, como buen Astur. La ruta ha crecido de manera exponencial estos
últimos años, donde se ha tenido que realizar un aparcamiento más grande, ante
la influencia, de personas que quieren conocer su entorno natural. Oneta,
perteneciente al concejo de Villayón, un pueblo casi desapercibido, hasta en
los mapas de hace varios años. Un pueblo ganadero y agricultor, de los de
siempre, en decremento estos últimos años, a favor del desarrollo industrial de
Navia, con su biofábrica y astilleros. Una ruta acondicionada hace unos años, y bien diseñada, en
un entorno de ribera astur, cargada de vegetación y agradable para la vista y
los sentidos. Comenzamos desde el aparcamiento, hacia los campos de maíz del
pueblo, por amplio camino, con una buena panorámica del amplio valle. Un
descenso, hacia el río Oneta, para adentrarnos en el encajonamiento rocoso
erosionado durante milenios por el río. Geológicamente, destaca los sustratos
pizarrosos, conocidos como las pizarras de Luarca. El camino, se difumina en
una senda, que se introduce por el ecosistema de ribera del río, donde la
humedad anual, hacen del medio, el lugar ideal para las diferentes especies de
líquenes y arboleda. A lo largo del recorrido, visitaremos, dos molinos
rehabilitados y abiertos, para ver su interior. Empezamos a sumergirnos, entre
el colorido de diferentes tonalidades verdosas, que forman sus castaños,
alisos, fresnos, laureles, entre la frondosidad de sus helechos y musgos. Nos
encontramos con el primero de los molinos, el Molín d´abaxo, de rodezno,
visitable, destacando todos los elementos necesarios para moler el grano.
Acercándonos a la primera de las cascadas, conocida como La Firbia, un salto de
casi 20 m, en un paraje de gran belleza. Dejamos la cascada, para seguir por la
senda, paralela al rio. Un río, lleno de vía acuática, anfibios, salamandras,
de truchas, anguilas, el mirlo acuático, de lavanderas y la esquiva nutria.
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Nuestras vistas al empezar la ruta. |
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Siguiendo el camino, que descenderá a la profundidad del valle. |
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En busca del río Oneta. |
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Por donde pronto la vegetación nos empezará a envolver. |
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Un claro en las praderas. |
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Descendiendo al río. |
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Donde se vislumbra la cascada. |
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La cascada La Firbia. |
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Cascada de la Firbia. |
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Entre la profundidad de su ribera. |
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Molín d´abaxo. |
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Junto al manto verde del río. |
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Los molinos son visitables, para ver su interior. |
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Historia de sus molinos. |
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Funcionamiento de un molino. |
Seguimos nuestra ruta, hacia la siguiente de las cascadas, la de Ulloa, por su
sendero guiado. Un tramo, curioso, al seguir su antiguo canal de agua, hacia
el siguiente molino. Saliendo de la canal, se llega al Molín de Ulloa,
descendiendo por la senda, que nos lleva a la cascada de Ulloa. Un descenso más
brusco, hacia la misma, e igual de imponente y hermosa que la Firbia, en un
entorno selvático increíble. Hay una tercera cascada, más pequeña, por estrecha
senda difuminada y casi impracticable, sin guiar, a la cascada de la Maseirúa.
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Entono natural, por donde se desarrolla la ruta. |
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En las aguas del río Oneta. |
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Seguimos a la siguiente cascada, por el antiguo canal de agua. |
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Canal de agua. |
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Vistas hacia uno de sus saltos de agua. |
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Por el interior de su canal. |
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Segundo de los molinos. |
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Descenso a la siguiente cascada. |
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Mis sobris, bajando por una pendiente más pronunciada. |
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Entre la inmensidad de su masa forestal. |
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Para llegar de nuevo al río, con varios saltos en su recorrido. |
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Cuya senda estrecha, nos acerca a la siguiente cascada. |
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Entre las raíces y esquivando troncos. |
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Cascada de Ulloa. |
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En un ecosistema envidiable. |
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Selvático por momentos. |
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Entre sus bosques de ribera astur. |
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Con vistas hacia el río. |
El retorno es lineal, y al regreso, nos adentramos a recorrer el pueblo, entre
sus casas de tejado pizarroso y sus hórreos astures.
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Una mirada atrás antes de salir a los campos de Oneta. |
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De grandes maizales. |
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Oneta. |
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Recorriendo el pueblo. |
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