- El Hayedo de Tejera Negra en Otoño.

Ubicación.

Track del recorrido.

El Hayedo.

Info del recorrido.

Reserva Natural de la Sierra Norte de Guadalajara.

Otro lugar increíble, de naturaleza radiante y de gran valor ecológico, es sin duda el hayedo de Tejera Negra. Imprescindible de conocer una vez en la vida y que no puede faltar en tu mochila de viaje.

El otoño y la primavera, son sus estaciones mágicas, la primera por la belleza, en la que sus bosques de colores ocres, dorados, marrones, rojizos ofrecen a sus visitantes, un paisaje de cuento, para perderse y deleitarse de la magia que se respira por el interior. Y la segunda, donde la vida se abre camino y los bosques, renovados, brillan, ante una naturaleza, que acaba de despertarse del invierno.

He estado en ambas estaciones, con diferentes recorridos, tanto la corta como la ruta larga. Y para esta ocasión, os enseñare, su estación mágica, como es el otoño a lo largo de la senda de las carretas.

Noviembre es un mes ideal, para visitar los bosques en otoño, y este es uno de ellos. Sin embargo, es una época de gran afluencia, sobre todo en fines de semana y festivos. Yo fui un día de diario, en la primera semana de noviembre, para la cual reservé el aparcamiento y recorrer la ruta corta. Se puede realizar también la ruta larga, de 22 km aprx, desde el punto de información y entrada a la reserva natural, sin necesidad de reservar el aparcamiento, y comenzar la ruta desde ahí.

Desde el pueblo de Cantalojas, se siguen las indicaciones hasta el centro de interpretación, donde tendréis que enseñar la reserva, para ir hasta el aparcamiento de la propia reserva natural, por una pista de tierra. Fuera de esta época, ya no es necesario la reserva.

He llegado de los primeros al aparcamiento, para disfrutar de sus bosques, tranquilamente y así, enseñaros este espacio natural increíble.

Al líooo, desde el aparcamiento se tiene a la vista la cartelería ilustrativa, que te enseña el recorrido y la dirección a seguir, a lo largo de una senda temática e ilustrada, para conocer la reserva natural de tejera Negra. En dirección contraria a las agujas del reloj, siguiendo las indicaciones, comienza la ruta paralela al río Lillas.

Este primer tramo entre el pastizal húmedo y los pinares silvestres, que forman parte del paisaje, es un paseo por su cómoda senda, donde encontrareis algunos carteles interpretativos del medio natural.

Vistas desde el aparcamiento.

Comienzo de la ruta, por la senda de las Carretas.

Senda de las Carretas.

Panel informativo del Hayedo.

Senda de las Carretas.

Curiosidades.

Senda de las Carretas.

Una combinación geológica y climática, ideal para las hayas, robles y de especies vegetales y de animales únicas, de esta sierra, son un refugio protegido de la reserva natural de la sierra norte de Guadalajara.

Este paraje fue declarado de interés nacional, hace ya 50 años y lo gestiona la consejería de medio-ambiente de Castilla-La Mancha. La senda que recorre el hayedo, se la conoce como la senda de las carretas, por donde antaño, pasaban los carros, cargados del carbón vegetal, obtenido de los hayedos. Las hayas se desenvuelven bien el clima frío y se desarrollan en las umbrías del monte. Desplazan a otras especies arbóreas, y suelen convivir entre los robles rebollos, serbales y algunos tejos. De su numerosa fauna, destacan los corzos, los zorros, las comadrejas, tejones, ardillas, el gato montés, los jabalíes, garduñas, por ejemplo y aves como el azor, águila real, el busardo ratonero, el búho chico, los pinzones, herrerillos, carboneros, petirrojos, el picapinos, las currucas, entre otras especies.

Una flora también abundante, primero con los pinares silvestres y robles melojos, la rica ribera de sus arroyos y el propio río Lillas, entre abedules, acebos, tejos, álamos, el serbal de los cazadores, así como las plantas arbustivas de brezos, retamas, enebros.

Una hermosa ruta muy ilustrada, que te entretiene con la variada información de la reserva natural. Al fondo se asoma la inconfundible cima de la Buitrera, cuya senda paralela al río se abre a un praderío.

Hay dos ríos que bañan el hayedo el Lillas y el río Zarzas, aparte del arroyo de las carretas, habitad de las truchas, de bermejuelas, de la nutria…

La vida del río.

Río Lillas.

Senda de las Carretas.

Puente sobre el arroyo de las carretas.

La senda abandona el río, para ascender de manera suave hacia el hayedo, cruzando un pequeño puente de madera, sobre el arroyo de las carretas.

La senda transcurre ahora paralela al arroyo, entre la ribera del río, y los robles melojos, que están espectaculares, durante el otoño. El bosque se vuelve mas tupido, y la senda se introduce entre las hayas y robles, de infinidad de colores, que hacen de este paraje natural, una bella estampa, para quedarse inmóviles por momentos y disfrutar de su belleza. Dignas de las mejores fotografías y de los mejores cuadros, y también de la literatura, dejando volar, aunque solo sea un instante, la imaginación, según recorres su senda.

Senda de las Carretas.

La flora del entorno.

Senda de las Carretas.

Otro puente, cruza de nuevo el arroyo, para adentrarse por el hayedo.

De nuevo cruzo el arroyo, por otro puente de madera, que me lleva a conocer una carbonera restaurada. Un panel informativo, te muestra el proceso de la obtención del carbón vegetal y su historia.

Senda de las Carretas, su hayedo.

Un lugar increíble.

Entre su hayedo, espectacular.

La Carbonera.

Senda de las Carretas, su hayedo.

Panel informativo de la Carbonera.

Desde la carbonera, se sigue ascendiendo entre sus imponentes hayas, paralela al barranco y cuya ascensión va cogiendo mas pendiente, hacia la pradera de Mata Redonda, siendo este tramo, el más duro del recorrido.

Desde la pradera, se llega a un mirador natural, donde destaca la cima de la Buitrera, el collado de las cabras, la pradera de la mesa, el barranco de las víboras y el hayedo de Tejera Negra.

Senda de las Carretas, tramo de ascenso al mirador de Mata Redonda.

Mirador de Mata Redonda.

Panorámica desde el Mirador.

Dejando el mirador, se sigue la senda por la vertiente contraria, realizando una ruta circular, entre las hayas y robles, disfrutando de sus bosques y de sus paisajes, un regalo para la vista. La senda bien indicada, marca un desvío hacia el robledal, por una senda descendente, que lleva al aparcamiento.