viernes, 31 de diciembre de 2021

- Garganta de Majalobos.

 


Track del recorrido.

Las Campanas tibetanas.

Panel ilustrativo del medio natural.

El Valle del Tiétar.

Para finalizar el año, me voy acercar, por el valle del Tiétar y realizar una ruta por la garganta de Majalobos. Un día ideal, para caminar y perderse por la naturaleza, cargada de vida, bajo el manto invernal. Para ello me he dirigido al pueblo de Sotillo de la Adrada en la provincia de Ávila a 1 hora de Madrid. Siempre por sus alturas, por la serranía oriental de Gredos, cumbres como el Cerro escusa, el Pico Casillas, ascendidos en varias ocasiones, ahora quiero conocer la profundidad de sus valles y bosques. A nivel del senderismo, ofrece una amplia variedad de rutas naturales, desde internarse por sus dehesas, sus bosques y parajes naturales, como el “Jornillo”, el “Borbollón”, la “Jabalinera”, disfrutar de las vistas desde el Mirador de la Cuesta Blanca en las Canchas, ascender el Pico Casillas o conocer la garganta de Majalobos. Su riqueza natural en la profundidad de sus bosques, abarca desde su variada fauna de jabalíes, corzos, gatos monteses, ardillas hasta las reinas de sus cielos, como los halcones peregrinos, águilas reales entre la densa vegetación. Bosques de pinares, desde pinos negros, silvestres, así como castaños, abedules, encinas, fresnos acompañados del tapiz musgoso que cubre el entorno, de helechos, orquídeas, narcisos, cantueso, acebos, poleo…Un rincón ideal para la micología, desde sus níscalos, boletus y algunas especies venenosas y raras de encontrar, un paraíso atrayente y salvaje a la vez.

Dejo el vehículo aparcado en las cercanías de la carretera de casillas, al norte del pueblo y cercano al Hostal el Venero. La ruta no esta indicada, y hay que ascender, paralelo siempre al río de la garganta de Majalobos. Por su entorno, hay pequeños saltos y cascadas según se asciende hacia la presilla. Un viejo molino me sale al paso, en ruinas, de un pasado lejano. La senda, me deja en una pista que me lleva directo a la presilla de la garganta. Hay dos opciones, cruzarla y proseguir por su vertiente contraria o seguir por la senda que asciende al lago. Ambas rutas se bifurcan en el lago. Un agradable paisaje, con el cantico mañanero de sus aves, la densidad de su masa forestal y la soledad que se respira por el medio natural. Una ruta tranquila, pues no me encontré a nadie, también finalizando el año y en diario, hay menos trasiego de personas. 


Sotillo de la Adrada.

Comienzo de la ruta.


Dejando el pueblo atrás.

Por una senda, que me lleva a la garganta de Majalobos.

Un salto de agua, me sale al paso. Ahora con más agua, con las recientes lluvias.

Ruinas del Molino.


La senda sigue su ascenso hacia el camino de la presilla.

Camino hacia la presilla de Majalobos.

Presilla de Majalobos.


Embalse de la presilla de Majalobos.

Llegado al lago, me quedo un ratín disfrutando de la belleza y tranquilad del paisaje. Sigo ascendiendo, por una senda cada vez más estrecha, llegando a un enorme castaño, donde comienza la aventura de esta ruta, infinidad de saltos y cascadas, entre roquedos musgosos, helechos y densa vegetación, que le dan un toque mágico y agradable para los sentidos. Me encanto mucho el lugar y lo disfrute a mi manera. Dejo atrás la garganta y desciendo hasta la presilla. 

Ascendiendo por pista forestal, por la vertiente contraria a la presilla.

Llegando al lago.

Lago de Majalobos.

La senda cruza nuevamente a la otra vertiente, para remontar hacia la garganta.

Lago de Majalobos.

La senda se interna en la profunda y siniestra selva de la garganta.

Entre las rocas manos blancas saludan a sus visitantes.

Por el interior de la garganta.

Una paradita, al lado del castaño centenario.

Sigue o no sigas....

El paisaje invernal se entremezcla con el otoñal, y a pesar de la desnudez de sus arboles, la vida se abre camino...

Salto de agua...

De cascadas infinitas...

Bajo un día radiante...

Entre la espesura y las cascadas de su recorrido.

De grandes bloques de rocas.

Y de grandes cascadas...

Retornando....

Una mirada a su gran castaño...

Hacia el lago...

Ahora mas resplandeciente...

Su presilla...

Cambio mi rumbo, por camino, entre varias fincas, hacia las Canchas y acercarme al mirador de la Cuesta Blanca, con unas vistas ideales de Sotillo de la Adrada y la sierra de la Higuera. Sigo mi descenso por el camino de las cerquillas hacia el camino real y retornar al inicio de la ruta. Desde ahí, me voy al cercano pueblo de Higuera de Dueñas, para ascender a sus dehesas, donde hay un área recreativa. 

Por camino entre las fincas del pueblo.

Desvío de caminos y rutas...

Desciendo hacia el mirador.

Llegando...

Mirador de la cuesta blanca.

Sotillo de la Adrada.

Y seguir descendiendo hacia el pueblo...

Por caminos como el de las Cerquillas y el camino Real...

Dejo el vehículo, y me recorro una ruta desconocida de gran atractivo paisajístico, ya que domina todo el sector oriental de la sierra de Gredos, para introducirme por sus campanas tibetanas, por una amplia dehesa, que no diría yo, que es un sitio ideal para la meditación, por la tranquilidad que se respira entre hermosas vistas.


Área recreativa de las Dehesas en Higuera de Dueñas.

Ruta tibetana de las campanas.

Ruta tibetana de las campanas.


Ruta tibetana de las campanas.


Ruta tibetana de las campanas.


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