- Hoya o Hueco de San Blas.

 

Track del recorrido.

Info, del medio natural.

Nos hemos acercado, a nuestra sierra de Guadarrama, para internarnos por el extenso valle de la Hoya de San Blas. Hay varias maneras de conocerlo, desde distintos lugares, como realizarlo desde Manzanares el real, Soto del real, Miraflores de la Sierra, etc.…

Nosotros, optamos por la opción de acércanos a Miraflores de la Sierra y profundizar un poco más en el origen de la ruta. Por la carretera M-611 que va hacia Miraflores de la Sierra desde Soto del Real, a la altura del km 6, hay un desvío por camino hacia la finca del Rocío y a la capilla de San Blas. Tomamos este desvío, y dejamos los vehículos en una explanada, cercana a la finca. Desde ahí, comenzamos nuestra ruta. Primero, vamos a ver la capilla de San Blas, en el Humilladero. Según la leyenda, las tropas francesas acampadas en el humilladero, después de jornadas de saqueos, al caer la noche, grupos guerrilleros junto con las gentes de Miraflores, ataviados con cencerros, hicieron huir a las tropas del lugar. Desde entonces, el 3 de febrero se celebra la festividad de San Blas, por los habitantes de Miraflores de la Sierra. En el lugar hay un altar de San Blas, donde en sus inmediaciones estuvo su antigua ermita. Cogemos un camino, que cruza el arroyo de los Eriales, para proseguir por el camino de la Peña del Madroño. Este camino, nos lleva a una pista forestal, también conocido, como camino forestal de San Blas, el cual ya no abandonaremos hasta el final del mismo. 

Inmediaciones de la finca.

Altar de San Blas, en el Humilladero.

Vistas desde el mismo.

Por el camino de la Peña del Madroño.

El cual, nos acerca a la Hoya de San Blas y a su pista forestal.

Amplio y de fácil seguimiento.

Enlazando con la pista forestal de San Blas.

Una pista menos frecuentada, e ideal para la práctica del MTB, que va bordeando la Hoya, con varios miradores naturales hacia los pueblos de la Sierra, el Prado Montero y a la propia hoya. Un valle profundo, por cuyas aguas discurre el arroyo del mediano, afluente del río Manzanares. Las cotas más bajas, de prados, robledales, fresnos y majuelos, contrasta según se asciende, con pinares silvestres repoblados, con algunas poblaciones de pinares laricios. Sus cielos es habitad, tanto de aves rapaces como rupícolas, así como los acentores que sobrevuelan el valle. Su fauna, abarca desde los jabalíes, zorros, corzos, cabras montesas, etc. Una ruta tranquila, en continuado ascenso, pero que se hace llevadera, por el interior de sus bosques. Finalizado el camino forestal, se llega a un roquedo, con grandes vistas de la sierra, Madrid y sus pueblos serranos. Al lado tenemos una entrada al paraje de la Pedriza, hacia el Oeste. 

La pista forestal, se adentra en la inmensidad del bosque de pinares.

Entrada a la Hoya de San Blas, en el parque nacional del Guadarrama.

Vistas a las praderas del Prado Montero.

Un recorrido con varios miradores naturales.

Camino Forestal de San Blas.

Camino Forestal de San Blas.

Camino Forestal de San Blas.

Camino Forestal de San Blas.

Camino Forestal de San Blas.

Camino Forestal de San Blas.

El camino finaliza, en la cercana pedriza, en el alto grande, con buenas panorámicas de nuestra sierra.

Al fondo el pico San Pedro, Soto del Real...

El descenso por senda, nos lleva a la senda de la Avutarda. Un camino que se torna en varias ramificaciones, para dirigirse hacia Soto del Real, Manzanares el Real o hacia Miraflores de la Sierra. Nuestra dirección hacia Miraflores de la Sierra, enlaza con el GR.10, que nos acerca a la pequeña presa de los Palancares, en cuyas cercanías nos quedaríamos comiendo. El Gr.10 lo abandonamos, para seguir una senda en los Colladinos de San Blas, que nos deja en el origen de la ruta. 

Descendiendo por senda.

Un tramo corto, entre los pinares.

Para llegar al camino de la Avutarda.

Embalse de Palancares.

Senda que bordea un amplio complejo juvenil, en los Colladinos, para llegar  a la finca del rocío.

Un recorrido, diferente que nos permite conocer una zona de nuestra sierra menos transitada, pero a su vez, agradable de recorrer, entre sus amplios bosques de pinares.