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| Track del recorrido. |
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| Info y punto de interés del recorrido. |
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| La recuperación del río. |
Hola amigos/as, me encuentro en las cercanías del complejo
deportivo Somontes, por la carretera M-605 que se dirige al pueblo del Pardo.
La ruta que llevaré a cabo, y que ya realicé, hace pocos
años y también en otoño, es la senda fluvial del río Manzanares. Es una de esas
rutas, para relajarse e internarse por una ribera y paisaje, increíble en estas
fechas e imprescindible de conocer de la Comunidad de Madrid, además es
asequible para tod@s y niñ@s.
Hay lugares que parecen soñados por la tierra antes de ser
dibujados por la mano del hombre, y esta senda, entre Somontes y el Pardo, es
uno de esos lugares. La Senda fluvial del Manzanares, es un corredor por donde
el río avanza y serpentea, como quien no quiere despertar a los árboles, y en
cada tramo de su ruta, parece guardar los secretos reales acaecidos durante
siglos.
El rio que recuerda, porque caminar por sus sendas y
caminos, es entrar en una conversación antigua entre el agua y el bosque, entre
sus aves y su fauna, cuyo dialogo se ha ido tejiendo con la paciencia que solo
los ríos, los vientos y las piedras tienen.
Este rincón de Madrid, la luminosidad escribe, en su propio
idioma, su otoño enciende las hojas con tonos de cobre, para dar paso al
invierno, que condensa la claridad, con un frío que parece afilar el aire. Un
clima, en constante pulso con el paisaje, hilo conductor que une amaneceres
suaves con atardeceres, que arden como brasas cansadas, a la vera de la
respiración del monte.
Su senda, cuya tierra contiene el tiempo, despierta los
sentidos, a estas horas tempranas y frías. Hace 3 grados bajo cero, por donde
la hierba intenta abrirse camino, entre la escarcha helada. El recorrido no
tiene perdida alguna, es un ascenso suave por senda o camino, paralelos al río,
remontando su curso de aguas, hacia el embalse del Pardo.
Hay varios carteles ilustrativos, que te hablan, aunque no
los oigas, de su ribera, aves, peces, fauna, geología, sus aguas y su
restauración, que bien merece leer y escuchar sus palabras, no vacías, mas bien
enriquecedoras, que te enseñan a observar, a escuchar, la vida que hay por su
ribera.
Su geología, es la columna vertebral de su paisaje, de
granitos desmenuzados, arenas rojizas, conglomerados que aun guardan el rumor
de sus montañas lejanas, un cuerpo pétreo que sostiene encinares, barrancos y
terrazas de río. Rincones, de heridas profundas, que el agua se empeña en pulir
la erosión, que fue escrita con una caligrafía lenta a lo largo del tiempo.
Un gran puente, me salta a la mirada, que rompe el silencio
del paisaje, cuando lo cruza alguno de los trenes de cercanías, en cuyos arcos
de piedra la voz resuena con fuerza.
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| En las cercanías del aparcamiento, el rumor del agua, me acerca a contemplarlo. |
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| Senda fluvial del río Manzanares. |
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| La bruma del río... |
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| Diferentes caminos, pero todos fluyen en la misma dirección. |
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| Con bancos para ver y oír su naturaleza. |
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| Tramos restaurados para recuperar la belleza de su paisaje. |
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| Increíble ahora en Otoño. |
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| De gran atractivo visual. |
Un cartel, a su lado, marca la senda fluvial, que te acerca
al río, a conocer su ribera o proseguir por el camino principal, donde el
paisaje se muestra desde otra perspectiva.
Esta pequeña senda, que recorre un corto tramo de la ribera,
te muestra un ecosistema de gran valor ecológico, entre zarzales, hinojos, juncos,
eneas, eclipsados por la belleza otoñal de álamos, sauces - a los que les
siguen más apartados los olmos, abedules, fresnos, el Acer – Hay arbustos aromáticos
y de matorral mediterráneo, desde el torvisco, la retama blanca, la jara
pringosa, la lavanda y los bosques que pueblan el monte del pardo, de encinas,
alcornoques, enebros…
Se dan encinares y olmedas centenarias, y de gran porte. Sus
cristalinas aguas, dan cobijo, alimento y refugio a numerosas especies, algunas
reintroducidas y vulnerables, como el Cacho, la Colmilleja, la Bermejuela, la
Boga, algunas especies no autóctonas, como el Lucio, el pez Gato y las autóctonas
como el Barbo común y el Gobio. Un habitad ideal, para la infinidad de aves,
que se dan por la ribera y el monte del pardo, destacando como aves acuáticas y
de ribera, a las ánades, garzas, gallinetas, el martín pescador, en un
vecindario de melodías sin igual, junto a petirrojos, jilgueros, gorriones,
mirlos, carboneros por el arbolado que circunda al río y mas urbano. Sus
cielos, pertenecen a las reinas del ecosistema, como el águila imperial, el
milano real, el buitre negro y el leonado, el busardo ratonero.
La pequeña senda que nos ha enseñado, a contemplar
brevemente su rica ribera, nos une de nuevo al camino principal, que nos acerca
al exterior del núcleo urbano del pueblo del Pardo.
Un pueblo pequeño pero grande en historia, lugar de relax y
disfrute durante siglos, de la realeza, donde el monte fue coto real desde la
edad media. En el siglo XVIII, se construyo un muro de ladrillo, para evitar
que los animales escaparan del monte. Un pueblo, turístico que ofrece a sus
visitantes numerosas obras arquitectónicas, destacando el Palacio del Pardo, la
Casita del Príncipe, el Palacio de la Quinta del duque de Arco, el convento de
las monjas, el cristo de el Pardo, la sala histórica de la guardia real.
El Palacio fue residencia de reyes, también lo fue de Franco
y de los jefes de estado extranjeros en sus visitas oficiales. En la elaboración de algunos tapices del
palacio, el gran pintor Francisco de Goya estuvo alojado en la antigua casa de
postas. La sala histórica de la guardia real, es un museo que te acerca a
conocer la vida, actividad de la guardia real desde que se fundara en 1.504,
desde uniformes, vehículos, etc. Perderse por el pueblo, es recorrer un
pedacito de nuestra historia y también descubrir su riqueza gastronómica.
La senda, nos vuelve a acercar a su rica ribera, para
proseguir entre sus chopos hasta el puente de los Capuchinos, cuya senda nos
asciende nuevamente al núcleo urbano.
El puente fue diseñado por Francesco Sabatini, a finales del
siglo XVIII. Una estructura que en los años sesenta del siglo XX, se derrumbo
parcialmente por una fuerte riada. El puente fue demolido y se construyo uno
nuevo, mas ancho, manteniendo el estilo que Sabatini realizo con el puente
original.
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| Su pequeña senda fluvial. |
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| Y sus caminos principales. |
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| Que te acercan a la majestuosidad de la ribera del río. |
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| Camino principal de la ruta de la Senda fluvial del río Manzanares. |
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| Pasarela, que desciende del pueblo a la ribera del río. |
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| Senda fluvial del río Manzanares. |
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| Panel ilustrativo de la senda fluvial. |
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| Una vez cruzado, el puente de los Capuchinos, da inicio la senda de la ribera del río Manzanares. |
Aquí da comienzo, el tramo circular de la ruta, ya que se
puede ir hacia el embalse del Pardo por ambos lados, bordeando el río
Manzanares.
Cruzando el puente de los capuchinos, se prosigue la ruta
por una senda, paralela al rio a lo largo de un recorrido increíble y sin
palabras, bajo el tapiz de colores otoñales, que le otorga su gran riqueza
vegetal de ribera. Entre álamos, sus grandes olmos, fresnos, sauces, un pequeño
corredor natural, por donde la senda no solo se recorre, se escucha, se respira
y termina quedándose a vivir dentro de nosotros mism@s. Su gran colorido otoñal,
cuya luz esculpe el brillo de las hojas, los hongos pintan el suelo de colores
humildes y a su vez misteriosos, en donde la naturaleza aun puede hablar con
voz propia, convierte este paseo, en una experiencia más emocional y sensorial.
Un punto de interés, es el Azud de el Pardo, un remanso del agua, que se ha
modificado, para facilitar el paso y remonte de los peces.
Un claro se abre en la senda, con algunas mesas y bancos, que,
a modo de área recreativa, invita al descanso, a respirar, a escuchar…Una
alambrada separa el monte del pardo de la ribera, por donde es fácil observar
algunos de sus ciervos y gamos, entre pastos y encinas.
Su gran estación, donde los ciervos braman con su voz
ancestral en su cortejo a las hembras, la Berrea y donde los gamos roncan, en
su propio celo otoñal.
La senda desciende, para acercarte a su cercana presa, entre
su vegetación más mediterránea, donde también hay bosquetes de pinares, como el
pino piñonero.
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| Inicio de la Senda Fluvial Puente de los Capuchinos - Embalse del Pardo - |
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Senda Fluvial Puente de los Capuchinos - Embalse del Pardo -
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Senda Fluvial Puente de los Capuchinos - Embalse del Pardo -
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Senda Fluvial Puente de los Capuchinos - Embalse del Pardo -
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Senda Fluvial Puente de los Capuchinos - Embalse del Pardo -
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| El Azud del Pardo. |
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Senda Fluvial Puente de los Capuchinos - Embalse del Pardo -
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| Punto de interés, para conocer el monte del Pardo y observar con paciencia a sus ciervos y gamos. |
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| Sus Gamos. |
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Senda Fluvial Puente de los Capuchinos - Embalse del Pardo -
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El Embalse del Pardo, el espejo inmóvil de un antiguo valle,
fue construido en 1.970, para regular el río Manzanares, controlando posibles riadas
e inundaciones.
Aquí termina la ruta, ahora es un desandar, cruzando por la
pasarela metálica de Mingorrubio y retornar por la vertiente contraria hacia el
puente de los Capuchinos y al aparcamiento de Somontes origen de la ruta. Un tramo igual de atractivo, que te acerca nuevamente
a su ribera, con tramos que invitan a la aventura por su senda mas cerrada,
otros al silencio y contemplación por su camino principal, vayas por donde
vayas, el paisaje te envuelve de su magia otoñal.
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| Embalse del Pardo. |
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| Pasarela de Mingorrubio. |
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| Tramo de la Senda Fluvial Embalse del Pardo - Aparcamiento de Somontes. |
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Senda Fluvial Embalse del Pardo - Aparcamiento de Somontes.
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Senda Fluvial Embalse del Pardo - Aparcamiento de Somontes.
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Senda Fluvial Embalse del Pardo - Aparcamiento de Somontes.
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Senda Fluvial Embalse del Pardo - Aparcamiento de Somontes.
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Senda Fluvial Embalse del Pardo - Aparcamiento de Somontes.
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Senda Fluvial Embalse del Pardo - Aparcamiento de Somontes.
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| De nuevo en el Puente de los Capuchinos. |
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Senda Fluvial Embalse del Pardo - Aparcamiento de Somontes.
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Senda Fluvial Embalse del Pardo - Aparcamiento de Somontes.
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Una ruta ideal para tod@s, con su propio encanto, por que
hay lugares que entran por los ojos…pero se quedan para siempre en el corazón. Imprescindible
de conocerla, aunque solo sea una vez, en la vida.
- Mi anterior acercamiento a su senda fluvial, en el 2.020:
- La senda fluvial del río Manzanares y el Embalse del Pardo.
- Video de la actividad, aquí:
- Senda fluvial del río Manzanares en otoño.
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