- El Abedular de Canencia y la Chorronera de Mojonovalle.

 

Track del recorrido.

Panel informativo del medio natural.

Mi siguiente acercamiento, por los bosques otoñales, me lleva a conocer el Abedular de Canencia, en la Sierra de Guadarrama.

La serranía Norte madrileña, esconde muchos secretos y posee una rica biodiversidad natural, llena de contrastes y de grandes bosques, entre las numerosas especies de su flora y fauna, que se dan por su sierra.

He dejado el vehículo, en el aparcamiento del área recreativa del Puerto de Canencia, origen y final de esta ruta, cuyo acceso se realiza por la carretera M-629, que une las poblaciones de Miraflores de la Sierra y de Canencia. Es un entorno ideal, para realizar diversas actividades, en el marco natural, por su entorno, como la practica del MTB, del senderismo, del conocimiento y exploración del medio natural y del descanso y relax, en un paraje privilegiado de nuestra sierra, cuyos fines de semana y festivos, suele llevarse con facilidad.

Y ahora en su estación mágica, como es el otoño, donde los bosques brillan con sus mejores galas y los hongos enmudecidos y enterrados, empiezan a emerger gracias a la humedad de las lluvias recientes y a la sombría, de la masa forestal. Son poco mas de las 9:00 de la mañana y el aparcamiento comienza el trasiego de vehículos, en donde la mayoría de sus visitantes, se acercan a recolectar setas.

Las setas mas comunes, que se dan por el puerto de Canencia, suelen ser: las setas de Cardo, níscalos, champiñones, boleto/us, entre otras especies. Es una serranía fría, muy sombría, y he comenzado a casi 5 grados mi recorrido.

Un recorrido, que me va a permitir descubrir, la inmensidad de sus bosques de pinares silvestres, sus miradores naturales, su senda ecológica, la Chorronera de Mojonovalle, para finalizar, por el Abedular de Canencia, entre árboles singulares y centenarios.

Cruzo la M-629, para proseguir por una pista forestal, en dirección al puerto de la Morcuera y del centro de interpretación de la naturaleza “El Hornillo”.

Nada mas comenzar, me acerco a la Fuente de la Raja, donde el agua surge entre dos rocas, para proseguir por la pista forestal. Una pista en continuo ascenso, de desnivel suave entre sus pinares Albares o Silvestres, hasta que llego a una pequeña senda, que se desvía de la pista forestal, que me acercará al Mirador del Norte.

Una buena panorámica, de los Altos del Hontanar y de los Montes Carpetanos, entre la inmensidad de los bosques que llenan el valle. Retorno nuevamente a la pista forestal, hasta llegar al Centro de interpretación de la naturaleza “El Hornillo”.

Saliendo a la carretera M-629 desde el área recreativa.

Pista forestal al Puerto de la Morcuera y al Centro de Interpretación de la naturaleza.

Pista forestal al Puerto de la Morcuera y al Centro de Interpretación de la naturaleza

Pista forestal al Puerto de la Morcuera y al Centro de Interpretación de la naturaleza

Desvío al mirador del Norte.

Panorámica, desde el Mirador del Norte.

No es la primera vez, que me interno a recorrer esta ruta, estuve hace años, conociendo sus sendas, su Chorronera y ascender a su cima, como es el Perdiguera. Sin embargo, descubrirlo en otoño, son palabras mayores, la magia natural que desprende, es indescriptible en palabras, hay que vivirlo.

Otras rutas por su entorno, realizadas, tiempo atrás:

- Sendas por el puerto de Canencia y la Chorronera de Mojonovalle.

- Ascenso al Pico Perdiguera.

- La ruta de los Puentes Medievales de Canencia.

Desde el centro, abandono la pista forestal, para comenzar el descenso por una senda señalizada, que me acercara la Chorronera. Cerca del centro hay un chozo pastoril y un pequeño bosque de Abetos de Douglas, una especie introducida tiempo atrás.

El descenso es muy llevadero, un paisaje entre sus pinares y robles melojos, de helechos y afloraciones de rocas graníticas, tapizadas del verde intenso del musgo. Cruzo el arroyo de la Casita, cuya senda sigue en descenso a la vaguada del arroyo del Toril, entre el brezo, escaramujos, algún que otro sauce, álamos y abedules. Un habitad ideal, para los corzos, jabalíes, zorros, ardillas y donde sus aves, te avivan los sentidos con sus canticos, como los picapinos, arrendajos, piquituertos, mirlos…

La senda acaba a pies de la Chorronera de Mojonovalle, donde empieza a emerger la arboleda caducifolia, como los álamos y abedules, cuyas hojas ahora doradas, acabarán cayendo ante la proximidad del invierno, lo contrario que los bosques de hoja perenne, como los pinares silvestres que hay en el medio natural.

Dejando atrás, el centro de la naturaleza, se desciende por senda hacia la Chorronera.

Senda ecológica de Canencia a la Chorronera de Mojonovalle.

Senda ecológica de Canencia a la Chorronera de Mojonovalle.

Arroyo de la Casita.

Senda ecológica de Canencia a la Chorronera de Mojonovalle.

Chorronera de Mojonovalle.

Llegando a la Chorronera de Mojonovalle.

Chorronera de Mojonovalle.

Desde la Chorronera, da comienzo, en dirección Norte, la senda del arroyo del Sestil del Maíllo y ladera de Mojonovalle, que me acercará al Abedular. Sin embargo, realizaré, una pequeña variante, ascendiendo una trocha marcada, paralelo a la chorrera, para contemplarla desde arriba, y verla, con las lluvias caídas recientemente, más imponente. Donde el agua, desciende bruscamente entre los obstáculos naturales, para seguir aguas abajo por el arroyo del Sestil del Maíllo. Desciendo de nuevo, para tomar la senda del arroyo, entre su bosque de pinares, algunos centenarios, para descubrir el otoño en su abedular. 

Chorronera de Mojonovalle, desde arriba.

Panorámica de la Chorronera de Mojonovalle.

Senda del arroyo del Sestil del Maíllo.

Senda del arroyo del Sestil del Maíllo.

Un desvío a mi izq, me sale al paso para descender al Abedular. 

Senda al Abedular de Canencia.

Llegando al Abedular.

Un recorrido gratificante, por camino, paralelo al arroyo entre sus abedules y algunos robles. Un paisaje de gran valor visual y atractivo, entre sus tonos naranjas, ocres, rojizas y doradas, que te sumergen en su sotobosque, para conocer algún que otro acebo y algún tejo. Especies protegidas y cuyas condiciones climáticas, son propicias para el desarrollo de ambas especies. El recorrido por su abedular, es una delicia para los sentidos, que invita a caminar lentamente, a ser curioso, a descubrir pequeños rincones naturales, de árboles centenarios, como el Acebo del Puerto de Canencia, de gran porte. Un camino que termina en el Puente de la Pasada, en donde me desviare por una senda, para conocer sus tejos centenarios, como el Tejo de la Senda, con mas de 500 años. Arboles sagrados a lo largo de la historia europea, y mortal, en donde la mayoría de las partes y propiedades del árbol, son venenosas. La senda, prosigue por la senda principal que termina en la carretera M-629, la cual hay que cruzar.

Recorrido por el Abedular de Canencia.

Recorrido por el Abedular de Canencia.

Recorrido por el Abedular de Canencia.

Recorrido por el Abedular de Canencia.

Recorrido por el Abedular de Canencia.

Recorrido por el Abedular de Canencia.

Recorrido por el Abedular de Canencia.

Recorrido por el Abedular de Canencia.

Recorrido por el Abedular de Canencia.

Acebo del Puerto de Canencia.

Tejo de la Senda.

Senda principal, hacia la carretera del puerto de Canencia M-629.

Senda principal, hacia la carretera del puerto de Canencia M-629.

Carretera del puerto de Canencia M-629.

Se continua por otra senda, entre pequeñas dehesas de campos, por donde es fácil encontrarse con ganado, para seguir sorteando un pequeño barranco, entre su bosque de ribera y llegar, nuevamente al aparcamiento del área recreativa origen de la ruta.

Por sus prados verdosos, paralelo a la carretera.

De grandes pinares.

Cuya senda, me acerca al área recreativa del Puerto de Canencia.

Una ruta, enriquecedora, entre el variado ecosistema natural, para desconectar del bullicio de la ciudad y conectar con la naturaleza, que tanto nos ofrece, y que a veces olvidamos.

Y recuerda, es uno de los bosques que no puede faltar en tu mochila viajera.

- Video de la actividad.