martes, 14 de mayo de 2019

- Bosque de los Espejos

Track de la ruta.
Info de la ruta.
He dejado para el final, lo que, para mí, es seguramente, la mejor ruta, a realizar por el Parque Natural de las Batuecas, y debo reconocer que lo es sin dudarlo. Y ha sido un privilegio, disfrutarlo, a primeras horas de la mañana, sin más ruido que la vida del bosque, sin más presencia que la mía. Donde la primavera, brilla de una manera especial, y convencido estoy, que el otoño, debe ser increíble, con ese cambio de color lleno de tonalidades. He empezado desde Sequeros, recorriendo primero sus calles hacia el área recreativa del Humilladero, donde da comienzo oficialmente la ruta.

La ruta esta enteramente, bien balizada, de fácil seguimiento y sin perdida. Forma parte de un antiguo camino, el Asentadero de los Curas y la senda circular de San Martin del Castañar.Junto a la ermita del Humilladero (Siglos XV-XVII), hay un panel ilustrativo de la ruta, y la dirección a seguir. Primero por pista asfaltada, donde te encuentras con la Casa del árbol, obra de Luque López, donde antaño había un vertedero, ahora un lugar público, la casa y el árbol de todos.
Llegando a Sequeros.
Por Sequeros.
Ermita del Humilladero.
Los postes, me guían, hacia la senda del Bosque, un descenso primero, para enseñarme, la magia que el lugar transmite. Unos bosques de ensueño, de Robles, Alisos, castaños, de flora silvestre, líquenes, helechos, y cargado de vida, donde las aves se están despertando, y parecen saludarme, una sinfonía, que aviva los sentidos. Un mundo, para sentirse como un na´vi en Avatar, un mundo encantado sin más. Otra obra me sale al paso, y de las que más me ha impactado “A puntadas”, donde una aguja atraviesa una roca, intentando unirla. Que muestra la fuerza y la fragilidad, de la naturaleza. Reparar aquello que fue roto, arreglar aquello que fue destruido. A lo largo del camino y de la senda, entre las rocas te encuentras con varios mochuelos, vigilantes de la naturaleza, y guardianes de la noche. Elegidos para proteger, y advertir de los peligros, que puedan acecharte. Llegado al pueblo, de las Casas del Conde, me llama la atención las Efímera Magenta, otra peculiar obra, de José Antonio Juárez. Unas flores, delicadas, de convivencia y efímeras en el tiempo. Un campo de olivares, con numerosas tallas grabadas en sus troncos, que parecen seguirte con la mirada. Un ascenso, me lleva a San Martin del Castañar, por su mágico bosque.
Por carretera primero.
Entrando a su bosque mágico.
Creo que va a ser un buen día.
Y desde luego promete.
A Puntadas.
Los vigilantes del bosque y protectores de la naturaleza.
Una mirada....
Las Casas del Conde.
Rostros, que te dan la bienvenida.

Una senda estrecha, sin fin...
Un ascenso, sin retorno...
Una puerta abierta, me invita a cruzar, donde el comienzo y el final, se dan la mano, que comunica el exterior con el interior y viceversa. San Martin del castañar, un hermoso pueblo, por el que adentrarse, y seguir mi camino, por su bosque, el de los espejos. De sentirse admirado, de reflejos imposibles, que nos muestra como somos, y que solo nosotros mismos percibimos. Me adentro hacia el Averno y al Jardín de los 4 elementos, donde las pasarelas de madera, estrechas se introducen entre los troncos de sus árboles. Una torre de Intercambio, que refleja la luz que llega, donde los caminantes depositan objetos, que han encontrado en el bosque. Sigo, esta ruta encantada, por bosques de leyendas, donde cuelgan letras, de palabras incompletas y mensajes, que tendrás que adivinar. Una antigua ermita, en ruinas, me sale al paso, por donde la naturaleza se abraza a sus paredes y se abre camino, un camino, aún con más sorpresas que deberéis descubrir.
Una puerta que te invita, a entrar...
A conocer, bosques soñados...
Por puentes naturales, que te acercan...
A sus flores silvestres...
La Torre del Intercambio, donde el viajero deposita, lo encontrado en el bosque.
El Jardín de los 4 elementos, Aire, Tierra, Fuego y Agua.
Un ascenso, entre el verdor de su camino...
de sus rocas....
de sus árboles, con una pluma ondeando al viento...
De ciudades grabadas en la roca...
De lugares místicos…
de antiguo pasado...
Por el cual adentrarse...
Un camino, de sorpresas...
Por donde deberás fijarte bien...
de pájaros, cantando al Alba..
Una ruta muy recomendable, un viaje a tu propia existencia, por bosques de gran belleza.

“La primera mañana que estuve en el bosque, percibí que el bosque existía, no necesitaba de mí, ni de ningún ser humano para existir. Y, Sin embargo, yo presentía que iba a ser parte de una gran aventura, y aquel bosque era el escenario encantado en el que cualquier cosa podía suceder” – Gonzalo Moure 

Parque Natural de las Batuecas, un paraíso en la Tierra. Si queréis descubrirlo, desde su portal de turismo, podréis descargaros los folletos, con la información y mapas, y vivir una nueva experiencia, pero eso, solo, os lo dejo a vosotr@s...

Parque Natural de las Batuecas, Sierra de Francia

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