jueves, 17 de enero de 2019

- Ruta de las minas de plata y cañón del río Bornova.

Track de la ruta.
Nos hemos dirigido, al pueblo de Hiendelaencina, cargado de historias de la minería en España. Ya lo conocíamos con anterioridad, cuando nos acercamos a la sierra del Alto Rey, tiempo atrás.

En un principio, nuestra idea inicial era realizar un recorrido por su entorno minero, pero se han llevado recientemente unas labores de señalización y mejoras, de la senda al cañón del río Bornova y vamos a recorrerlo también, y ver que se puede descubrir.

Por el interior del pueblo, sus gentes nos han tratado muy bien, agradables conversaciones sobre el pastoreo y su antiguo pasado minero, muy fructíferas y cargadas de información y de las emociones en sus rostros, al relatar sus vivencias lejanas por su entorno.

Cerca al monumento minero, comenzamos esta nueva ruta por un camino que desciende entre casas de piedra y pizarra hacia el arroyo de Cal. Enseguida llegamos a los primeros restos de minas abandonadas, con pozos vallados y señalizados, como La Salvadora y seguidamente la de Malhuele. El pasado minero, se basaba en la extracción de la codiciada Plata.
Hiendelaencina, una parada del camino del Cid.
Monumento a la minería del pueblo.
Por el pueblo, hacia el arroyo de Cal.
Una mañana bien fría.
De camino hacia las primeras minas.
Restos de las minas de la Salvadora y Malhuele.
Uno de los pozos inundados.
Una senda nos introduce por el Vallejo de los Ciervos, en busca de las minas de San Emilio y de San José. De nuevo por camino, transcurrimos por las ruinas mineras. Y cambiamos el rumbo hacia la recula del embalse de Alcorlo, abandonando el camino, lo hemos hecho de esta manera con la idea de ver como estaba el embalse, para poder cruzarlo y proseguir nuestro rumbo hacia el pueblo de Zarzuela de Jadraque. Pero este año, está bastante lleno y no es posible cruzarlo, por lo cual retornamos por una trocha, monte a través, muy limpio, para coger de nuevo el camino que transcurre por el entorno minero.
Arroyo de Cal.
Por senda, en el arroyo de Cal hacia el embalse de Alcorlo..
Por el arroyo de Cal.
Senda hacia el embalse de Alcorlo.
Hay tramos de la senda, menos marcada y escasos hitos.
Ruta hacia el embalse de Alcorlo.
Recula del embalse de Alcorlo.
Ruta por el embalse de Alcorlo.
Restos del viejo puente y de un molino.
Abandonando el embalse, hacia el camino de las minas.

Nos acercamos a dos de las grandes, como la de Malanoche y la de la Fuerza.
Hay numerosas minas que rodean Hiendelaencina, una explotación que comenzó a mediados del siglo XIX, convirtiéndose en una de las principales industrias mineras de la península. Comenzó la fiebre de la plata, durante sus inicios, empresas extranjeras gestionadas por ingleses, dio forma a un pequeño poblado, transformándolo en un núcleo habitable de más de 500 habitantes, en su máximo auge, hasta 9.000 personas.
Tal era su importancia, que los servicios mas importantes se comenzaron a forjar aquí, tenían un hospital y luz, antes que la ciudad de Guadalajara, a parte de un casino y teatro.
Con el estallido de la primera guerra mundial, las minas acabaron en desuso y abandonadas, con la decadencia de las crisis de la guerra en el siglo XX. Hay en el pueblo un museo dedicado a la minería.
A nivel de su flora y fauna, esta enmarcado en el parque natural de la sierra Norte de Guadalajara, rica en flora eurosiberiana, hayedos, encinas, diferentes especies de pinares y algunos sabinares. El matorral abunda por su entorno, destacando las Jaras. La fauna característica de la zona, lo dominan los jabalíes y zorros, recientemente se ha empezado reintroducir el lobo ibérico.
Nos introducimos por el interior de las minas de Malanoche y la de la Fuerza, donde se observa, su característica forma redondeada, desde donde un Malacate (tipo de cabestrante), extraía el codiciado mineral, del interior del pozo, donde se usaban caballerías, para girar el tambor a modo de motor.
Aun quedan restos, de su inicio minero, con la llegada de la luz a la minería del lugar, se construyeron varias fábricas, y las explotaciones experimentaron un gran auge, a finales del XIX.
La pista nos conduce de nuevo al pueblo, y antes de llegar al mismo la abandonamos, para acercarnos a la mina de Santa Teresa. Seguimos por un camino que bordea el pueblo, donde unos carteles indican la dirección al río.
Complejo minero de Malanoche y a la derecha el sector de La Fuerza.
Sector La Fuerza.
Interior de una mina, circular con la piedra para el Baritel.
Por camino hacia Hiendelaencina.
Desviándonos, hacia el complejo de la mina de Santa Teresa.
Mina de Santa Teresa.
Dejando la mina de Santa Teresa atrás, por camino seguimos hasta las indicaciones, del descenso hacia el cañón del río.
Hay unas señalizaciones, en forma de flecha por un sendero que desciende al cañón del río Bornova entre maleza, matorral y arboleda.

Un descenso largo, para contemplar el desfiladero del Bornova y cruzando a la otra vertiente del mismo, por un puente, restaurado con travesaños y unos pallets, con pasamanos de cable que, a pesar de aparentar robustez, no me pareció para nada seguro. La senda continúa hacia la orilla del río y finaliza entre las ruinas de una vieja fábrica de luz. El retorno es lineal hacia el pueblo, finalizando la misma.

Una ruta, la del cañón muy bien señalizada, pero mejorable en su tramo final y que de prolongarse la misma por el interior del cañón, sería una ruta interesante de recorrer.
Hacia el cañón del río Bornova.
Senda del cañón del río Bornova.
Río Bornova.
Puente sobre el Bornova.
Fábrica de luz.
Para descubrir aun más su entorno minero, saliendo del pueblo de Hiendelaencina, por la CM-1001 hacia el municipio de Robledo de Corpes, hay numerosas minas abandonadas, a lo largo de la carretera, destacando la Mina San Carlos.


Complejo minero San Carlos.






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