Track de la ruta. |
Fuente: http://www.ciudadencantada.es/ |
Otro de esos lugares que hay que visitar también una vez en
la vida, la Ciudad encantada de Cuenca.
Han pasado pocos años, desde que estuve la última vez y me
lo pase muy bien con la familia, haciendo el cabra con mis sobrin@s. Es una ruta, que cada rincón por el que
te adentras te sorprende la cantidad de formaciones rocosas de caprichosas
figuras, a cual más imaginativa.
Estas enormes formaciones Kársticas, creadas por la acumulación de sales durante
millones de años, cuando se originaron en el lecho del mar.
La ruta está bien balizada e indicada el sentido por el que
se transita. Se llega primero al Tormo Alto, prosiguiendo a la formación
conocida como los “Amantes de Teruel” en recuerdo del amor entre Isabel y
Diego, al final de esta entrada os dejó relatado la leyenda, que merece la
pena, una bonita historia.
Numerosas formaciones que parecen representar animales,
desde los Osos, La Tortuga, el Elefante, la Foca y finalizando la ruta se llega
a un pasillo rocoso conocido como los Barcos.
Ciudad Encantada.El Tormo |
Ciudad Encantada.Amantes de Teruel. |
Ciudad Encantada. |
Ciudad Encantada. |
Ciudad Encantada. |
Ciudad Encantada.La Cara del Hombre. |
Ciudad Encantada.Puente Romano. |
Fue en los Barcos, donde se rodó una de las escenas, de una de esas
películas míticas, una de mis preferidas como la de Conan el Bárbaro (La escena que se
rodó es cuando la atrapa la bruja en su choza).
Ciudad Encantada.Los Barcos. |
Poco más que decir, un paraje natural hermoso, de relax y
donde me lo pase muy bien.
Leyenda de los Amantes de Teruel:
“Hubo una vez, en
Teruel durante el siglo XIII, un rico mercader que tenía una hija muy bella. La
muchacha, de nombre Isabel de Segura, y un muchacho pobre pero honrado de
nombre Diego de Marcilla se encontraron un día en el mercado y se enamoraron
profundamente. Los jóvenes se amaban mucho, hasta el punto de que se hablaron
de su amor y el joven le dijo que deseaba tomarla por esposa. Ella respondió
que su deseo era el mismo, pero que supiese que nunca lo haría sin que su padre
y madre lo aprobasen. Por desgracia, pese a que Diego Marcilla era un joven de
buenas prendas, no poseía riquezas ni hacienda alguna. Él le dijo a la doncella
que, como su padre tan solo lo despreciaba por la falta de dinero, si ella quería
esperarlo cinco años, estaría dispuesto a salir a trabajar allí donde fuera
necesario para poder ganar dinero y hacérsele digno de matrimonio. Ella se lo
prometió. Peleando contra los moros, ganó pasados cinco años cien mil sueldos y
durante este tiempo Isabel fue muy importunada por su padre para que tomase
marido. Logró impedir que la casara diciéndole que había hecho voto de
virginidad hasta que tuviese veinte años y sosteniendo que las mujeres no
debían casarse hasta que pudiesen y supiesen regir su casa. Pasados los cinco
años el padre le dijo: «Hija, mi deseo es que te cases». Y ella, viendo que el
plazo de los cinco años estaba a punto de concluir y su novio no comparecía ni
daba razón de sí, terminó por creer que estaba muerto. Enseguida el padre organizó
la boda con un rico pretendiente. No obstante, en ese mismo día, Diego de
Marcilla, que había sido importunado por todo tipo de contratiempos, regresó.
Isabel, al encontrarse con él, le dijo dolida: «Quiera Dios que yo falte a mi
marido. Por la pasión de Jesucristo os suplico que busquéis a otra, que de mí
no hagáis cuenta, pues si a Dios no ha complacido, tampoco me complace a mí».
Él dijo otra vez: «Bésame, que me muero». Repuso ella: «No quiero». Entonces él
cayó muerto. Ella, que lo veía como si fuera de día por la gran luz de la
habitación, se puso a temblar y despertó al marido diciendo que roncaba tanto
que le hacía sentir miedo, que le contase alguna cosa. Y él contó una burla.
Ella dijo que quería contar otra. Y le contó lo ocurrido y de cómo con un
suspiro Diego había muerto. Dijo el marido: «¡Oh, malvada! ¿Y por qué no lo has
besado?». Repuso ella: «Por no faltar a mi marido». «Ciertamente, dijo él, eres
digna de alabanzas». Él, todo alterado, se levantó y no sabía qué hacer. Decía:
«Si las gentes saben que aquí ha muerto, dirán que yo lo he matado y seré
puesto en gran apuro». Acordaron esforzarse y lo llevaron a casa de su padre.
Lo hicieron con gran afán y no fueron oídos por nadie. A la joven le vino al
pensamiento de cuánto la quería Diego y de cuánto había hecho por ella, y que
por no quererlo besar había muerto. Acordó ir a besarlo antes de que lo
enterrasen; se fue a la iglesia del señor San Pedro, que allí lo tenían. Las
mujeres honradas se levantaron por ella. Ella no se preocupó de otra cosa más
que de ir hacia el muerto. Le descubrió la cara apartando la mortaja, y lo besó
tan fuerte que allí murió. Las gentes que veían que ella, que no era parienta,
estaba así yacente sobre el muerto, fueron para decirle que se quitase de allí,
pero vieron que estaba muerta. El marido contó el caso a todos los que había
delante, según ella se lo había contado. Acordaron enterrarlos juntos en una
sepultura. Juntos para siempre.” ref: Wikipedia.
Más Información:
Hace mucho visité este enclave conquense, en un viaje en moto. Es una zona espléndida para caminar.
ResponderEliminarGracias por recordar aquellos momentos, y por aclarar ciertos aspectos.
Un saludo, Richi.
Me alegra Fran, un entorno natural curioso, con sus extrañas formaciones, al cual más llamativa.De nada, algunos lugares tienen su propio encanto e historia, que merece contar.Un SL2.
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