viernes, 4 de febrero de 2022

- El Sabinar de Lozoya

 


Track del recorrido.

Descripción del Sabinar.

Rutas por el entorno de Lozoya.

Valle de Lozoya.

Lozoya.

Si hace una semana, estaba por el valle del Paular, ahora nos hemos acercado al valle del Lozoya, y seguir descubriendo, nuevos parajes naturales, como su conocido sabinar. El sabinar de Lozoya, es un bosque de sabinas albares, de gran importancia en la comunidad de Madrid. Una arboleda, habitual de los climas mas exigentes, que se aclimatan muy bien con temperaturas extremas, tanto frías como cálidas. Su ubicación en este valle, es un bien reflejo de ello, con temperaturas bajas en la época invernal. De hecho, según nos acercábamos con el vehículo, éste llego a marcar – 7 grados, en algunos de sus pueblos limítrofes. A la entrada de Lozoya, dejamos el vehículo, en un lateral del camino que lleva a Navarredonda. Es una ruta circular, cuya dirección la llevaríamos en sentido contrario a las agujas del reloj. Una mañana bien fría, a – 5 grados, cuando empezamos nuestra marcha. Cruzamos la carretera M-604, a la altura de una gasolinera, para seguir el camino, que recorre el embalse de Pinilla. Pastizales y pequeños humedales, se nos presentan sombríos y helados, donde las fuentes, están petrificadas por el frio invernal, con buenos tomos de hielo. 

Un paisaje frio y blanco por la helada, nos rodea por el camino del embalse.

Con el agua congelada por el tiempo.

Donde la vegetación, se nos muestra inerte, casi muerta, esperando el resurgir de la primavera.

Por el camino del embalse de Pinilla.

Unas vistas al entorno del Valle de Lozoya y el embalse.

Siguiendo el camino hacia el mirador.

El camino no lleva al mirador del embalse, que abarca una buena panorámica del valle de Lozoya y de las cumbres de la Sierra de Guadarrama. Nuevamente cruzamos la carretera, hay un paso subterráneo que te cruza a la orilla contraria, para seguir por el camino del Monte del Chaparral. Una portezuela en el camino, da acceso al monte, donde un cartel nos avisa también, de usarse como coto privado de caza. No olvidemos que es un monte público, con caminos y vías pecuarias de paso, por el cual se puede transitar, siempre extremando las precauciones, si hay cacería por el monte. El camino, se deja de lado para ascender, por senda difusa en algún momento, pero con hitos hacia el monte. Un ecosistema natural, donde las sabinas, se entremezclan, con encinas y enebros, por la que se sumerge, su pequeña senda. Avanzamos primero hacia el collado de las fuentes, seguimos hacia el collado del portillo, para seguidamente llegar al Peñote de Matanda. Una amplia pradera, por donde se pierde la mirada, y en cuyas rocas descansaríamos, con una panorámica casi única de todo el entorno natural. Seguimos progresando hacia un claro del bosque, para llegar a la cima de la Cruz. Una cumbre, más accesible desde Gargantilla de Lozoya, con buenas vistas, como el embalse de Riosequillo.

Vistas hacia la cumbre de Peñalara y a su izquierda el cordal de los Cabezas de Hierro.

Una mirada atrás, del entorno natural.

Mientras ascendemos hacia el Sabinar.

Introduciéndonos por la espesura de su bosque.

Por estrecha senda.

De arboles desnudos, esperando a la próxima estación.

En las praderas altas, las vistas son increíbles.

Para proseguir nuevamente, por su bosque.

Y llegar al cordal, de la cima de la Cruz.

Vértice geodésico de la cima de la Cruz.

Seguimos paralelos al vallado, Norte, para descender al arroyo del Villar, para descubrir su bosque de robles. En sus cercanías nos quedaríamos comiendo, y regresaríamos, cruzando el arroyo y descendiendo por el camino de Navarredonda a Lozoya. 

Descendiendo al robledal.

Entre la espesura de su bosque por amplio camino.

Y una parada, para celebrar nuestro cercano, cumpleaños, a vuestra salud.

Arroyo del Villar.

Llegando a Lozoya, por el camino de Navarredonda-Lozoya.

Una jornada, bien aprovechada, cuya ruta también nos permitiría celebrar nuestro cercano cumpleaños, pues tanto yo como mi primo Carlos, que recorre numerosas de las rutas, aquí propuestas, lo celebramos el mismo día, casualidades de la vida.


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