viernes, 17 de marzo de 2017

- Ascenso al Estepar y Cascada del Covacho.

Track de la ruta.




Otra ruta interesante de nuestra sierra de Guadarrama, para descubrir el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares.
Hay que dirigirse a las afueras casi de Hoyo de Manzanares, y callejear un poco para dirigirse hacia la Colada de las Cañadas, en la zona del Picazo.
Hay una gran explanada, para dejar el vehículo sin dificultad, con varios caminos alrededor.
Varios carteles, te muestran una información detallada del entorno y la ruta comienza por una evidente amplia pista, paralela al canal de agua subterránea.
Sigo mi caminar recto por la pista y se llega a un desvío conocido como la Cañada Real de los Peregrinos, que lleva al collado entre Los Picazos y la Peña del Búho. Yo la ruta la realice al contrario, pero es conveniente llevarla a cabo por la cañada primero y luego por senda directamente a la cima del Estepar, dejando atrás los Picazos. Debido a que la senda más abrupta y rocosa, se sufre más si se baja por la misma.
El caso, yo la lleve al revés dejando el desvío de la cañada Real de los Peregrinos atrás, prosiguiendo por la pista hasta el final, donde se llega a un cruce de pistas.
Comienzo de la ruta
Por la pista, paralela al canal.
Dirección Norte, hacia el Cuchillar.
Giro Norte, por la pista que rodea la serranía del Parque regional. Se deja a un lado la zona del Cuchillar, cruzando su mismo arroyo, y mi rumbo dejará la cómoda pista, para tomar un sendero amplio entre las Jaras, que me llevará hacia el Arroyo de Peña Herrera y contemplar la Cascada del Covacho. Un hermoso entorno natural, habilitado para el descanso. 

Dejando la pista, y tomando el sendero de la derecha hacia la Cascada del Covacho.

Zona de descanso de la Cascada del Covacho.

Cascada del Covacho.

Arroyo de Peña Herrera.

Arroyo de Peña Herrera.

El sendero atraviesa el arroyo y el mismo va cogiendo un desnivel más fuerte, hacia una zona conocida como Hilo Blanco.
Atrás se deja una caseta del Canal de agua, y un nuevo desvío me toma la dirección Noreste hacia el mirador de Peñaliendre. Es un tramo muy agradable de recorrer, entre la tupida vegetación de Jaras, brezos y matorral.
Un desvío indicado lleva a la Casa de Peñaliendre, donde hay un mirador que abarca una gran panorámica del Parque Regional y de la sierra de Hoyo de Manzanares.

Sendero hacia el Mirador de Peñaliendre.

Sendero hacia el Mirador de Peñaliendre.

Sendero hacia el Mirador de Peñaliendre.

Sendero hacia el Mirador de Peñaliendre.

Casa de Peñaliendre.

Mirador de Peñaliendre.

Mirador de Peñaliendre.

Vistas desde el Mirador de Peñaliendre.

Dejo atrás el Mirador y retorno por la senda, hasta el cruce anterior y proseguir mi ascenso a la cota superior. Desde la misma hay unas grandes vistas de la Sierra del Guadarrama, y el sendero en dirección Sur, bordea la conocida Peña del Diablo y su afamada Silla. El ascenso final, me lleva a la cima de Hoyo de Manzanares, el Estepar. Un mirador privilegiado de la zona Norte de la Comunidad de Madrid y de Hoyo de Manzanares claro.

Ruta de ascenso al Estepar.

Vistas de la Sierra del Guadarrama.

Ruta de ascenso al Estepar.

Hacia la Silla del Diablo.

Llegando a la cima del Estepar.

Cima del Estepar.

Panorámica desde El Estepar hacia Hoyo de Manzanares.

El descenso por sendero, es más brusco y pronunciado, pasando por la Peña del Búho y bordeando los Picazos, hasta llegar a la Cañada Real de los peregrinos y retornar al punto de partida.

Descendiendo, Sur hacia la Peña del Búho.

Entorno de los Picazos.

Una bonita y agradable ruta, por el entorno de la flora mediterránea de Jaras, romeros y Tomillares y de densos encinares.

martes, 14 de marzo de 2017

- Ascenso a las cimas de las Cabreras

Track de la ruta.



Desde pequeño, durante varios años, mi padre siempre me llevaba consigo de pesca al embalse del Atazar, compraba el pan en el Berrueco y pasamos el domingo por la mañana pescando. Yo poco pescaba, pero me entretenía recorriendo el entorno del embalse, adentrándome entre las casetas de pizarra, un sin parar de aquí allá. Siempre terminábamos en el barrio madrileño de Tetuán, mucho ha llovido ya, pero aún quedaban grabados en mi retina, una gran infancia donde los fines de semana el Atazar y la Pedriza fueron mi patio de recreo.
Por qué os cuento esto…uhm…Cuando pasábamos por la antigua carretera que iba al Berrueco, siempre me fijaba en la silueta piramidal de los cerros circundantes, y me decía a mí mismo algún día me los subiré todos, algún día…
Y ese día fue el Sábado, y para allí fui con mi compi de aventuras, que siempre que puede, se escapa para perdemos a descubrir nuevos lugares.
Los cerros de las Cabreras, impresionan más por su Cara Norte, cuando se viene por la carretera de Burgos hacia Madrid, esos picos piramidales en la vertiente contraria del pueblo de la Cabrera.
Para comenzar la ruta, hay que dirigirse hacia el Berrueco y desviarse a la urb. De la Pradera del Amor. Dejo el vehículo, en la parte superior de la urb, cercana a los cerros. Hay un camino, que bordea el cordal sin necesidad de ascenderlos, interesante para recorrerlo con la Mountain Bike. Tomamos el camino, en dirección al Berrueco bordeando Sur el cordal de las Cabreras. 
Desde la parte alta de la urbanización, comienza nuestra ruta con vistas a los últimos cerros.

Por camino, bordeamos la Cara Sur de las Cabreras en dirección al Hornillo.

Vistas hacia el Berrueco y el Atazar.

Una parada en el camino, para desviarme y escalar el Puente del Berrueco.

Nuestro caminar, por senda hacia el Berrueco.

Algún que otro tramo encharcado.

Llegando al Berrueco.
Nuestra dirección Noreste nos lleva hacia el Hornillo, dejamos el Berrueco a un lado y nos apresuramos a conocer unas rocas singulares, conocida como la Peña de la Horca.

Hacia la Peña de la Horca.

Peña de la Horca.

Soy más cabra que las cabras...
La senda nos encamina de nuevo hacia la carretera M-131 desde se observa una buena pista de tierra, parte del GR, que nos acercará a la Cara Norte de las Cabreras.
Un lugar que atraía a los cabreros y geólogos, en la conocida cueva de los cristales. Después llegaron los canteros, donde extraían y daban forma al granito, hay varias canteras diseminadas por la serranía.
Al aproximarnos al primer cerro, comenzamos una lucha entre los matorrales y zarzales que abundan por el lugar, para comenzar a trepar entre caos de bloques, bolos de granito.
Retornando hacia el cordal de las Cabreras.

Por GR, en dirección a la Cara Norte de los cerros.
Aproximación a los Cerros.
Algún que otro tramo más complicado.
Trepando, fácil la primera parte.
Y seguimos...
Y vamos sumando cimas...
Una caseta de los canteros a pie de la cima de la Cabrera.
Ascendiendo a la cima más alta.
En una enorme laja de roca, descansando contemplando las vistas del lugar.
Vistas desde la cima de la Cabrera hacia el Pico de la Miel.
Cima de la Cabrera.
Y seguimos, con la marcha...
Que entretenido es esto, da mucho juego, pero siempre con cuidadín...
Mas zarzas...
Vistas desde la cima del Pico de la Vaca.
Cima del Pico de la Vaca.
Ascendiendo el ultimo cerro, el Pesebre.
Cima del Pesebre.
Destrepe final, para regresar por camino a nuestro punto de partida.
Hay que tantear los pasos, buscando la menor dificultad mientras ascendemos, así con los cerros restantes. El segundo y más alto el de la cabrera tiene un vértice geodésico, vamos asegurando los pasos en el descenso, para remontar el 3º y 4º cerros, el de las Vacas y el Pesebre.
Ahora bien, hay que extremar las precauciones en el ascenso de los cerros, la aproximación desde la base está muy sucia, en el sentido de matorral y zarzales muy espesos, que hay que atravesar. Hay que ir sorteando algunas grietas bien profundas, que hay entre los bloques de granito en alguno de los cerros, y trepando entre los mismos, con algún paso más expuesto, entre grado 2 y 3, sin necesidad de necesitar material de escalada. Hay que tener experiencia en moverse por este tipo de terrenos más delicados, que aunque no sean difíciles, hay que tener bastante cuidado.
En la cima del Pesebre, nos quedamos comiendo con las vistas del Pico de la Miel y del tránsito circulatorio de la carretera de Burgos.
Un recorrido duro, entre la espesa vegetación, las trepadas y destrepadas de los cerros, con unas buenas vistas del entorno del Atazar, cumpliendo sueños.